Lunes, seis de la madrugada, suena la alarma. Automáticamente le das al botón de posponer y te quedas en la cama «cinco minutos más». O puede que seas de estas personas que tienen programadas 10 alarmas con intervalos de 5 minutos. Aunque es una costumbre bastante habitual entre los que no tenemos más remedio que madrugar, los expertos coinciden en que posponer la alarma no asegura un mejor descanso. Y todavía hay mucho que desconocemos sobre los efectos reales de esta práctica.
7LEVANTARSE A LA PRIMERA
Es recomendable acostumbrarnos a levantarnos la primera vez que suene la alarma. Con el tiempo, nuestro cuerpo puede adaptarse al horario establecido, permitiendo que nuestro reloj biológico sea el encargado de despertarnos, lo cual es ideal para el descanso y el rendimiento diario. Si no es posible prescindir de la alarma, es crucial recordar que posponerla no beneficia ni al cuerpo ni a la mente.
