La secuencia suele seguir un patrón familiar: nos preparamos para dormir, nos acostamos en la cama e intentamos conciliar el sueño. No obstante, en lugar de encontrar tranquilidad, la mente se agita con pensamientos negativos, a menudo tumultuosos y angustiantes. Amplificamos nuestras preocupaciones, percibimos problemas sin solución, y al fina dormirse resulta casi una tarea imposible.
4POR QUÉ DURANTE LA NOCHE
La preocupación aumenta durante la noche por varias razones. En primer lugar, cuando cesa el movimiento y las responsabilidades, nos encontramos cara a cara con nuestro mundo interior. Al no haber distracciones externas, dirigimos nuestra atención hacia nuestro propio ser.
Según Freud, cuando terminan los estímulos del día, las sensaciones internas de la mente emergen durante la noche, lo que nos pone en mayor contacto con nosotros mismos. Por esta razón, es común que los conflictos y temores se manifiesten más intensamente durante las horas nocturnas.