La secuencia suele seguir un patrón familiar: nos preparamos para dormir, nos acostamos en la cama e intentamos conciliar el sueño. No obstante, en lugar de encontrar tranquilidad, la mente se agita con pensamientos negativos, a menudo tumultuosos y angustiantes. Amplificamos nuestras preocupaciones, percibimos problemas sin solución, y al fina dormirse resulta casi una tarea imposible.
2PENSAMIENTOS DESENCADENANTES
Los pensamientos pendientes a menudo funcionan como desencadenantes, perturbando nuestra capacidad para conciliar el sueño o volver a dormir cuando nos despertamos durante la noche. Durante estos períodos, la rumiación de pensamientos preocupantes o angustiantes puede distorsionarse negativamente, adquiriendo un matiz tormentoso y sobredimensionados.