En el escenario de la música, donde las melodías fluyen como historias entrelazadas, la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) ha sido atrapada en una sinfonía discordante de escándalo y desgracia. El último capítulo de este drama legal se despliega en la Audiencia Provincial de Zaragoza, donde la SGAE enfrenta una condena que resuena como una nota desafinada en su reputación. El protagonista de esta historia es Javier Gacías Mateo, el talentoso autor del himno religioso inmortalizado en los corazones de muchos: ‘Dios está aquí’.
La sentencia, un rugido judicial que resuena en los pasillos, obliga a la SGAE a pagar una indemnización de 10.092 euros por su «incumplimiento contractual» en la defensa de los derechos de autor de esta pieza celestial. El escenario ha cambiado, y ahora la SGAE, acostumbrada a ser la cazadora de infracciones, se encuentra siendo cazada por su propia falta de armonía legal. ¿Cómo se desenvolverá este nuevo acto en el melodrama de la SGAE? ¡Prepárense para descubrir el bochorno tras bambalinas!.
7La valoración de «Dios está aquí» en el veredicto
A pesar de las pruebas sustanciales presentadas por el demandante y un certificado que valuaba ciertos derechos digitales en al menos 50,000 euros, la Sala reconoce la necesidad de un dictamen pericial para establecer la cuantía de la indemnización con precisión técnica. En este equilibrio incierto, la Sala decide una indemnización «estimativa o aproximada» de 10,092 euros.
Aunque la obra podría tener un valor superior, la ausencia de una evaluación pericial técnica limita la certeza. Además, la desestimación de compensación por daños morales, a pesar de la reclamación de 30,000 euros, se basa en la falta de pruebas concretas. Este veredicto, como una melodía inacabada, deja preguntas pendientes sobre la valoración precisa de la obra y los posibles perjuicios morales sufridos por el autor en este complejo escenario legal.