En el escenario de la música, donde las melodías fluyen como historias entrelazadas, la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) ha sido atrapada en una sinfonía discordante de escándalo y desgracia. El último capítulo de este drama legal se despliega en la Audiencia Provincial de Zaragoza, donde la SGAE enfrenta una condena que resuena como una nota desafinada en su reputación. El protagonista de esta historia es Javier Gacías Mateo, el talentoso autor del himno religioso inmortalizado en los corazones de muchos: ‘Dios está aquí’.
La sentencia, un rugido judicial que resuena en los pasillos, obliga a la SGAE a pagar una indemnización de 10.092 euros por su «incumplimiento contractual» en la defensa de los derechos de autor de esta pieza celestial. El escenario ha cambiado, y ahora la SGAE, acostumbrada a ser la cazadora de infracciones, se encuentra siendo cazada por su propia falta de armonía legal. ¿Cómo se desenvolverá este nuevo acto en el melodrama de la SGAE? ¡Prepárense para descubrir el bochorno tras bambalinas!.
2El éxito que resuena en la historia: La génesis de «Dios está aquí»
Viajamos en el tiempo hasta 1979, cuando Francisco Javier Gacías tejió los primeros acordes de lo que se convertiría en un himno inmortal. En ese año, la melodía de «Dios está aquí, tan cierto como el aire que respiro» tomó forma, naciendo con la intención de resonar en un festival cristiano de Zaragoza: ‘Jesús te llama’. Acompañado por su grupo, Nueva Vida, Gacías no solo creó una canción, sino que también labró los cimientos de un legado musical que trascendería décadas. Sin embargo, lo que inició como una sinfonía de éxito y devoción pronto se sumergió en las notas discordantes de la disputa legal.