sábado, 23 noviembre 2024

Urkullu marca distancias con Josu Jon Imaz tras las advertencias de Repsol a Euskadi

«Los beneficios no caen del cielo, salen del bolsillo de los consumidores que pagan los recibos. Y este Gobierno no va a permitir que el sufrimiento de muchos sea el beneficio de unos pocos. Pedimos a las grandes empresas que cualquier beneficio suplementario derivado de esta situación revierta en los trabajadores».

Con estas palabras, Pedro Sánchez puso el pasado año la alfombra a la aprobación del Real Decreto-ley (RDL) 17/2021, de 14 de septiembre, que introdujo una minoración del exceso de retribución que determinadas instalaciones estaban percibiendo como consecuencia de la internalización en el precio de la electricidad del alza del gas.

Iberdrola mostró su enfado por la implementación de la ley y Repsol se ha rebelado ahora por la decisión del Gobierno de mantener la medida de cara a 2024, pese a que los beneficios de esta última apuntan una caída interanual del 14% hasta septiembre.

JOSU JON IMAZ ADVIERTE

La decisión gubernamental ha enfadado a Repsol, tal y como ha señalado su consejero delegado Josu Jon Imaz. El expresidente del PNV ha advertido al Ejecutivo que la compañía que dirige deja en suspenso sus inversiones en España.

Los 1.500 millones de euros que Repsol iba a desembolsar por inversiones previstas en Bilbao, Tarragona y Cartagena han enfadado a Euskadi, principal víctima de la amenaza de la compañía dirigida por Imaz. Petronor (Repsol) ha suspendido la construcción de una planta industrial de combustible sintético y un electrolizador en el País Vasco.

Su presidente Emiliano López Atxurra afirma que «esa planta industrial estará en ‘stand-by’, porque tendremos que implantar una inversión industrial en un entorno regulatorio no sólo amable, sino previsible.

Imaz aseguró que Repsol «antes de tomar cualquier decisión de inversión en España» analizará si las condiciones son «estables y suficientemente atractivas para garantizar la rentabilidad de los proyectos».

Este hecho soliviantó a amplios sectores políticos y también sindicales. Unai Sordo, secretario general de Comisiones Obreras, tildó de «obscena» la amenaza de Imaz, ya que «ninguna empresa va a desinvertir en un país simple y llanamente porque se mantenga un impuesto que tiene una afectación muy limitada sobre sus beneficios».

El sindicalista lamentó que haya grandes empresas «se permitan amenazar, siquiera veladamente, a un estado democrático y cree que empresas como Repsol «funcionan casi como en oligopolios, con beneficios muy importantes, que la situación de costes energéticos y del aumento de los tipos de interés les han procurado incluso más beneficios».

URKULLU MARCA DISTANCIAS CON IMAZ

El lehendakari Iñigo Urkullu ha marcado distancias con su amigo Josu Jon Imaz, que presidió el PNV entre 2003 y 2007. El actual presidente de Repsol se hizo con el control de la formación nacionalista gracias al apoyo de Urkullu, que presidía al partido jeltzale en Vizcaya.

El presidente vasco apoyó a Imaz para vencer al delfín del histórico Xabier Arzalluz, Joseba Egibar, pero este último utilizó su fuerza al frente del PNV gipuzkoano para erosionarlo y lograr que en 2007 dimitiese.

El líder del PNV, Íñigo Urkullu, se enfrenta a una durísima realidad
El líder del PNV, Íñigo Urkullu, se enfrenta a una durísima realidad

Imaz se marchó dando un portazo y acusando a sectores del partido de no querer modernizar el nacionalismo. Egibar, por sorpresa, se hizo a un lado para evitar guerra interna en el PNV y la presidencia del partido pasó por unanimidad a Urkullu, que tuvo que lidiar con la resaca del ‘Plan Ibarretxe’ y la conformación de un Gobierno socialista en 2009.

EL PRESIDENTE DE REPSOL DIO UN PASO AL LADO

El hoy presidente de Repsol decidió hacerse a lado para enfado del PSOE, que lo veía como un puntal para que la negociación entre el Gobierno central y ETA fuese por buen cauce. Imaz dijo adiós con una emotiva carta en la que decía que creía en una Euskadi «en la que la voluntad democrática de sus ciudadanos sea la base de la mutua convivencia y en la que los acuerdos amplios entre diferentes sirvan para hacer frente a los retos de futuro. Un país pensando en nuestras hijas e hijos, en el que encuentren las mejores oportunidades para desarrollarse como personas en su integridad».

Y marcaba el camino para rebajar el peso identitario en el partido: «Las fronteras se debilitan e incluso desaparecen en nuestro entorno, y desde el nacionalismo vasco democrático tenemos que ser pioneros en las reflexiones de actualización de nuestro bagaje fundacional, de un partido que nace para preservar un pueblo que perdía su identidad y su régimen de libertades histórico. Pero un partido no puede llevar adelante una modernización necesaria en un contexto de competición por el discurso».