El encanto del otoño en Málaga: un bosque de cobre que deja sin aliento

En el corazón de la provincia de Málaga, la majestuosa Sierra de Ronda se viste de gala en otoño, desplegando una de las estampas más inspiradoras de la región.

Alrededor de sus emblemáticos pueblos blancos, la naturaleza regala un paisaje efímero teñido de tonalidades doradas, alfombrado por las hojas caídas de sus exuberantes bosques caducos.

Conocido como el «Bosque de Cobre,» este rincón de la Sierra de Ronda es hogar de vastos castañares que dominan gran parte del valle del Genal.

Este valle, una de las tres principales zonas geográficas de la región, junto a la meseta y el valle del Guadiaro, se convierte en un remanso de paz en otoño, donde los senderistas caminan sobre un tapiz de hojas amarillas, ocres y rojizas que caen de sus castaños caducos.

Noviembre es el mes idóneo para explorar este entorno mágico, que coincide con el esplendor del valle del Genal y marca el final de la recolección de castañas, una actividad tradicional en la Serranía de Ronda que recolecta hasta 5 millones de castañas al año.

Adentrándonos en el Bosque de Cobre

El valle del Genal, en el interior de la provincia de Málaga, es uno de los parajes naturales más impresionantes de la Serranía de Ronda.

Desde la ciudad de Ronda, una serpenteante carretera se adentra en el valle, ofreciendo vistas vertiginosas a tajos espectaculares.

Durante este recorrido a través de las sierras onduladas, se presentan desvíos a senderos que serpentean a través de bosques de arces, sabinas, alcornoques, encinas y, sobre todo, castaños, que son la especie predominante en el valle.

Los caminos ocres del Castañar

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Entre los itinerarios más pintorescos para explorar la zona, destaca la Gran Senda de Ronda (GR-141), cuyas etapas 4, 5 y 6 transcurren cerca del cauce del río Genal y del castañar que da nombre al Bosque de Cobre. Además, existen senderos de Pequeño Recorrido que atraviesan el famoso castañar de la provincia.

Estos senderos ofrecen caminatas de una a tres horas de duración y conectan los pueblos de la zona. Los caminantes disfrutarán de un entorno de profundo silencio, donde solo se escucha el crujir de las hojas caídas de los castaños, el murmullo de los arroyos cercanos y el canto de las aves.

Este es un paisaje iluminado de manera mágica por una luz tenue que se filtra a través de las copas de los árboles, creando un entorno otoñal de ensueño.

Serranía de Ronda: un ecosistema singular

Los extensos bosques de hoja perenne que cubren la Serranía de Ronda coexisten con el Bosque de Cobre, un importante ecosistema de árboles de hojas caducas que pueden alcanzar alturas de hasta 25 metros.

Este bosque se extiende por una docena de municipios que, precisamente, encuentran en la castaña uno de sus productos más distintivos, formando la base de oficios locales y dando lugar a pequeños museos, festividades y tradiciones.

En algunos de estos castañares, es posible explorar los intrincados senderos y, en aquellos que están en propiedad privada, se pueden admirar desde cercanos miradores.

Además, otra forma de disfrutar del otoño en los pueblos rondeños es degustando menús centrados en la castaña en restaurantes locales, donde se preparan platos tradicionales que incluyen castañas asadas o se utilizan como ingrediente en guisos típicos.

Los pueblos del Castañar

El Bosque de Cobre abarca una docena de pintorescos pueblos blancos de la región, núcleos rurales tradicionales del interior andaluz donde reina la tranquilidad. Estos pueblos, por sí solos, son etapas de la Ruta de los Pueblos Blancos de Málaga.

Muchos de ellos basan sus actividades cotidianas en la castaña, desde la limpieza de los bosques y la recolección del fruto hasta su venta en los mercados y la creación de platos gastronómicos tradicionales.

Miradores con vistas a paisajes dorados

Aquellos que prefieran no realizar caminatas pueden dirigirse en vehículo a los miradores que salpican el valle del Genal y asomarse para disfrutar de la vista de los castañares teñidos de rojo.

Los pueblos de Pujerra, Atajate y Benadalid cuentan con sus propios «miradores de los castañares».

Asimismo, la atalaya de Fray Leopoldo, en Alpandeire, ofrece vistas panorámicas impresionantes.

Además de estos miradores, las carreteras y senderos del valle también ofrecen recodos y colinas que brindan panorámicas del dorado Bosque de Cobre.

Excursión a la Fuente del Genal

Nacimiento del Genal Moncloa

El Bosque de Cobre sirve como telón de fondo para excursiones hasta el pueblo de Igualeja, el más grande del Alto Genal con casi mil habitantes y un excelente punto de partida para explorar la fuente del río Genal, un espacio declarado Monumento Natural.

Otros pueblos notables en la zona incluyen Pujerra, considerado uno de los pueblos más hermosos de Málaga, con su iglesia del Espíritu Santo y un pequeño Museo de la Castaña.

Parauta, uno de los núcleos menos poblados del valle, se encuentra inmerso en el Bosque de Cobre.

Por su parte, el municipio de Cartajima, que ofrece un amplio mirador de los castañares, incluye el paisaje kárstico de Los Riscos, que recuerda en menor escala al Torcal de Antequera.

Faraján, además del Bosque de Cobre, cuenta con otro atractivo natural: Las Chorreras de Balastar, una cascada vertical que cobra vida en otoño.

Otros pueblos blancos que comparten el castañar son Alpandeire, Benalauria, Genalguacil, Jubrique y Júzcar, apodado la «Aldea Azul» por el color de sus casas pintadas.

Castañas en fiestas y fogones

La castaña es uno de los ingredientes más emblemáticos del valle del Genal, y en otoño, se convierte en la estrella de los fogones locales.

Bares y restaurantes de los pueblos ofrecen castañas asadas de manera sencilla o como acompañamiento en diversos guisos, como la caldereta de cordero o el solomillo de cerdo, además de cremosas sopas de castañas calientes con matalahúva, un anís cultivado en la zona, o incluso postres como flan de castañas o un sabroso pan de castañas.

No obstante, la preparación más característica de la zona es el «tostón,» las típicas castañas asadas al calor de la leña.

En la Serranía de Ronda, como en muchos otros lugares, el aroma de las castañas asadas en el aire anuncia la llegada del otoño.

Pujerra, un pueblo de apenas 400 habitantes, celebra una de las fiestas más animadas del «tostón» de la región, donde se reparten cartuchos de castañas entre los asistentes, a menudo acompañadas de mistela, un aguardiente local de uva con almendra tostada y café.

Un auténtico festín para todos los sentidos que corona la experiencia otoñal en la mágica Serranía de Ronda.