La idea de un cerebro que se encoge puede parecer salida de una película de ciencia ficción. Sin embargo, es una realidad que afecta a todos, incluso a quienes no tienen predisposición a enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
El cerebro se encoge de forma gradual a partir de los 25 años, y el proceso se acelera después de los 50. Esto se debe a la pérdida de neuronas y de conexiones entre ellas. La buena noticia es que hay formas de retrasar este proceso e incluso de aumentar nuestra capacidad para pensar.