Del total de muertes ocurridas en 2020, un 24,3% de ellas estaban relacionadas con enfermedades cardiovasculares como el infarto. Según la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), son un conjunto de trastornos del sistema circulatorio (corazón y vasos sanguíneos). Aunque estas patologías afectan a un gran porcentaje de la población mundial, el riesgo de desarrollarlas se puede disminuir simplemente cambiando los hábitos diarios y adoptando un estilo de vida saludable.
1PRONOSTICAR UN INFARTO OBSERVANDO EL OJO
Por estilo de vida saludable entendemos una combinación de factores como una alimentación equilibrada con una dieta muy rica y verduras; un adecuado descanso respetando las horas de sueño, y la práctica regular de ejercicio físico moderado. Siguiendo estas pautas podemos revertir muchas patologías y prevenir otras tantas. Sin embargo, la ciencia ha conseguido dar con una señal física que puede alertarnos de la posibilidad de padecer problemas cardiacos que podrían dar lugar a un infarto. Es tan simple como observar los ojos, concretamente los vasos sanguíneos de la retina, la única parte del cuerpo donde se pueden ver a simple vista.