Alberto Núñez Feijóo escuchó con atención las diferentes propuestas que le llegaron durante su corta visita a Barcelona. El líder del PP cenó el pasado sábado con algunas de los columnistas de referencia del PSC, voces autorizadas y conocedoras de los entresijos socialistas, más alguno crítico con la postura independentista de Carles Puigdemont. Las voces apuntan que se abrieron diversas puertas y vías alternativas para evitar que España dependiera de Junts, con el prófugo Carles Puigdemont al frente, como de ERC, con Oriol Junqueras por encima de Pere Aragonès.
No obstante, Feijóo no acudió al tradicional Civet de Luis Conde. El famoso guiso de carne de jabalí lo degustaron cerca de 400 políticos, empresarios, creadores de opinión y parte significativa de la sociedad civil. Todos ellos de distintos y opuestos colores e ideologías, pero todos ellos con una concordia y convivencia normales.
Pero Feijóo también ha enterrado el hacha de guerra con la cúpula del PP de Cataluña, con Alejandro Fernández a la cabeza. Muestra de ello es la importante foto de la manifestación del pasado domingo en Barcelona, con Fernández a la derecha del líder nacional, reforzando así lazos que se creían rotos desde la confección de las listas electorales. Este medio ha descrito largo y tendido esta lucha interna por hacerse con el poder del PP catalán, pero parece que se ha escrito un nuevo capítulo en las relaciones entre Génova 13 y el PPC, al menos este con un final feliz.
FEIJÓO RELAJA EL AMBIENTE Y RENIEGA DE JUNTS
Las relaciones, más que cordiales, permiten ahora un mayor peso de Fernández como voz autorizada ante Génova, desactivando así a los fontaneros que buscaban encumbrar a sus hombres y despojar a Fernández del sillón como jefe del PP catalán. Y es que, en Génova entienden ahora que el PP de Cataluña tiene su voz, la que nunca ha perdido, para arrojar luz sobre los claroscuros del separatismo de Junts y ERC.
Los encontronazos, algunos de ellos muy sonados y públicos, se han sucedido en los últimos meses, y aún se mantienen ciertas tensiones debido a la imposición de Génova de sustituir a Alejandro Fernández. Los nombres que más suenan para este nuevo organigrama pasan por Manu Reyes, alcalde de Castelldefels y jefe del PPC en la provincia de Barcelona , o la eurodiputada Dolors Montserrat, pero ambos conocen las limitaciones a la hora de enfrentarse en unas primarias con el actual líder del PP catalán.
las principales críticas del PPC se vierten con la posibilidad de sentarse a hablar con Junts
Las diferencias se centran en la gestión del partido y el liderazgo en la organización, no en el discurso político, con una marcada línea roja a la hora de sentarse a hablar con las formaciones independentistas. De hecho, las principales críticas se vierten con la posibilidad de sentarse a hablar con Junts, una imagen que perjudica claramente no sólo al PPC, sino también a Génova. «¿Negociar o hablar con Junts? ¿Para qué? ¿Qué van a ceder ellos? ¿Van a recular el paso?», reflexionan las fuentes consultadas.
EL ERROR DE GÉNOVA 13: TRATAR A PUIGDEMONT COMO A JORDI PUJOL
El error en Génova es equiparar la actual cúpula separatista, con Jordi Turull y Puigdemont al frente, con la CiU de Jordi Pujol, Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida, el hombre de las mil caras y discursos ambiguos, entre la moderación y la agresividad. No hay color entre ambas almas, las de ahora y las de entonces. «No son ni conversaciones ni negociaciones, son imposiciones», reseñan. «El chantaje como arma electoral», han destacado.
Por esta razón, el PPC de Alejandro Fernández ha abierto los ojos a Feijóo, quien ha reculado por completo, por más que Esteban González Pons y Borja Sémper crean conocer al adversario mejor que quienes les ha combatido desde hace décadas.
Los ‘populares’ en Cataluña han padecido no sólo agresiones físicas y verbales, sino también un cordón sanitario que pone aún en mayor valor las alcaldías que les otorgaron las urnas en las pasadas elecciones municipales. El PPC está cohesionado en cuanto a la postura de mantenerse alejado de Junts, por más que los portavoces y la vieja guardia se muestren favorables con quienes buscan la ruptura con España, su único objetivo y a costa de cualquier precio.
Feijóo ya tiene ahora las referencias a seguir, manteniéndose alejado de todo canto de sirena y soluciones imaginativas. Frente a Junts no hay nada que hacer en una mesa, más cuando sus premisas únicamente pasan por la independencia y ejecutar el Plan 2000 de Pujol, con el lema es «ahora paciencia y después independencia».
Cabe señalar que los irredentos de Puigdemont salieron del Govern de la Generalitat por la falta de fortaleza y convicción de ERC ante el PSOE y el PSC. El compadreo y la esperanza de un nuevo tripartito en Cataluña no era el mandato del 1-O y los republicanos de Pere Aragonès lo han pagado con dolor en las urnas -caída del 46% y superado por el Partido Popular en votos.
EL PPC, GUARDIÁN DE LAS ESENCIAS EN CATALUÑA
Sólo la ley electoral les ha mantenido vivos, al sobreponderar los votos en Lleida y Girona frente a los de Barcelona. Dos votos en Girona equivalen a cinco en Barcelona, donde el escaño es más caro. En Girona, no obstante, los partidos «patriotas» y defensores de la unidad de España obtienen un buen resultado en las ciudades importantes, pero allí cuentan también los habitantes de la Cataluña agraria y profunda, más proclives a la independencia.
Con todo, el PPC se arenga, dentro de sus diferencias, para ser la voz de Génova. Feijóo, por ahora, toma buena nota de ello y al menos escucha y atiende ahora las peticiones de Fernández, mientras los fontaneros no dan por terminada esta batalla. La intención pasaba por confeccionar las listas, eliminar a los críticos e imponer la negociación con Junts, al menos para hablar. Una estrategia convertida en un error muy grave, un nuevo fallo garrafal, similar al de Pablo Casado en los días de la campaña electoral de febrero de 2021.
EL PPC CARGA DURAMENTE CONTRA LAS REUNIONES CON JUNTS
Criticar o asegurar que la actuación del 1-O fue un error o despreciar la labor de los agentes de la Policía Nacional y Guardia Civil -orden dada por un juez- no es más que bailar el agua al nacionalismo, sediento de venganza, y arrodillarse ante quienes provocaron el caos y la ruptura del Estado de Derecho desde el Parlament y en las calles. Ese mayúsculo traspiés provocó la pérdida de 100.000 votos y la posibilidad de cualquier recuperación era tan remota que el PPC estuvo a punto de desaparecer. Tan sólo un milagro y un movimiento titánico entre las bases pusieron a los ‘populares’ fuera de la Unidad de Cuidados Intensivos.
«Si Esteban González Pons y Borja Semper buscan reunirse con Junts, sin foto ni luz ni taquígrafos, que lo hagan, pero dañan no solo al Partido Popular de Cataluña, sino también a Génova», destacan las fuentes consultadas.
Desde Génova buscan ahora tratar de apartar a Alejandro Fernández, sin mucho ruido. Se vio en los sucesivos ninguneos durante las recientes campañas electorales, sin fotos con el líder del PPC en actos del partido y con un cordón sanitario incluso en recientes ponencias. Sin embargo, el líder del PPC tiene claro el apoyo de sus bases, según aseguran. Expulsar a Fernández, el mejor orador del arco constitucionalista, no sólo sería un nuevo error sino que podría desatar un nuevo derrumbe. Esta vez, sin el arte del presidente del PPC para arreglarlo.