Pedro Sánchez llega a la última semana antes de la investidura de Alberto Núñez Feijóo como «vencedor moral» de las elecciones generales y con el foco en la amnistía para cerrar una negociación contrarreloj con Junts, ERC y el PNV. Así lo aseguran fuentes socialistas consultadas por MONCLOA.
Los fontaneros del PSOE esperan la orden para ejecutar los pactos una vez que se produzca la hipotética investidura fallida. El PSC, por ejemplo, actúa tras las bambalinas, sin luz ni taquígrafos ni fotos incómodas con dirigentes de Junts, pero los pactos se están produciendo en Barcelona y no se descarta un Gobierno de coalición una vez pase la tormenta y la presión.
Por el momento, Jaume Collboni, alcalde de Barcelona, se mantiene muy tranquilo, sin excesos ni tampoco respuestas contundentes, mientras que Junts, con Xavier Trias al frente, no cede ni un milímetro en los ataques, como acusar al PSOE de estar detrás del golpe de Estado del 23-F. Los socialistas aguantan ahora, pero no se contuvieron a la hora de responder a Pablo Iglesias, entonces líder de Podemos, cuando acusó a Felipe González de estar detrás del GAL y tener un «pasado manchado de cal».
EL RUIDOSO SILENCIO DEL PSOE POR LA AMNISTÍA
En los Ministerios están esperando también la orden ante el ruidoso silencio por la amnistía, aunque algunos de los dirigentes del Ejecutivo deslizan con el habitual doble lenguaje de los independentistas. Por ejemplo, para la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, el PSOE se moverá «dentro de la Constitución», pero la amnistía desde el 23 de julio, según los propios socialistas, también tiene cabida.
El PSOE tratará de vender la amnistía con comparaciones con otros países, como Alemania, que deja a cientos de presos en libertad por Navidad, e incluso con la del 77. No obstante, en todos los casos estas medidas de gracia se han concedido a presos, y por más que se quiera, Puigdemont no lo está.
Asimismo, el propio Pedro Sánchez ha asegurado que los problemas políticos deben resolverse desde la política, con un lenguaje separatista más propio del PSC que del PSOE. Puigdemont busca estar en la casilla de salida de 2017, con las leyes de desconexión de septiembre y el posterior referéndum ilegal.
Así las cosas y haciendo una lectura del propio lenguaje separatista utilizado por el PSC, el prófugo Carles Puigdemont, huido en el maletero con un escolta de los Mossos d’Esquadra colocado por el ex consejero de la Generalitat Miquel Buch -condenado por este hecho a cuatro años y medio de prisión y otros diez y medio de inhabilitación– podría volver en vuelo regular o en el Falcon de Pedro Sánchez a España e incluso presentarse a las próximas elecciones europeas o autonómicas de 2025.
El PSOE firmó la amnistía con ERC y Junts como parte del acuerdo de la Mesa del Congreso. El Gobierno no lo ha desmentido, mientras Oriol Junqueras, indultado presidente de ERC, lo ha asegurado hasta en dos ocasiones.
ORIOL JUNQUERAS Y XAVIER TRIAS, SIN RESPUESTA DEL PSOE
El republicano no es precisamente conocido por sacarse conejos de la chistera ni tampoco por farolear con temas de calado, ni menos dar su brazo a torcer. Junqueras, al contrario que otros, asume las consecuencias de sus actos y afronta los problemas de frente, sin fontaneros ni correveidiles, para mandar sus propios recados a quien corresponda. Muestra de ello es su tensión con Pere Aragonès, quien no ha salido de la Generalitat para defender el catalán en el Congreso. En su lugar ha acudido la consejera de Cultura, Natàlia Garriga.
Los socialistas han preferido dejar que el tiempo borre las duras declaraciones de Junqueras. Ni confirman ni desmienten, el silencio por bandera y un Gobierno por montera bien lo valen. Pero los votantes del PSOE son los menos informados de todo el embrollo, más cuando la amnistía ni estaba ni se la esperaba a la hora de votar en las urnas, aunque era un aviso de la oposición en bloque, con PP y Vox a la cabeza.
Pedro Sánchez no sólo legitima a Carles Puigdemont, sino que también le da voz a cambio de sus votos, siete escaños que bien valen cuatro años más al frente del Ejecutivo. Un intercambio o cambio de opinión, según se mire, dada la extensa hemeroteca contra el «xenófobo» ex presidente de la Generalitat.
LA EXPULSIÓN DE FELIPE GONZÁLEZ NO ESTÁ ENCIMA DE LA MESA
En este tira y afloja por la amnistía, Pedro Sánchez se la juega. «Vamos con todo y si hay que acallar las críticas, se silencian. Cataluña es una Comunidad enfrentada y es hora de la convivencia», apuntan las mismas fuentes. No obstante, una cosa es acallar y otra quedarse en el intento. Y es que, tanto Felipe González como Alfonso Guerra, así como Nicolás Redondo Terreros y Joaquín Almunia no sólo no callan sino que acusan de «desleal» a Pedro Sánchez. Este término es que utilizó el PSOE en su mensaje a Redondo Terreros a la hora de expulsarle.
Pedro Sánchez, por otro lado, tiene tanta prisa que no esperaría ni a que Feijóo fuera tumbado en la votación del próximo 27 de septiembre. El ‘popular’ necesita cuatro escaños para iniciar un cambio de rumbo y un nuevo mandato, pero el PNV reniega de un posible pacto. Los vascos han dejado claro que mantendrán su traición al PP, pero al mismo tiempo digieren la ración del PSOE, que se ha negado a trasladar a Bruselas la necesidad de hacer oficial el euskera y al gallego, relegados a lenguas de segunda, mientras se da la batalla por el catalán.
el PNV no ha recibido ni una sola llamada ni respuesta a sus cartas
Respecto a la amnistía, Pedro Sánchez juega con las cartas marcadas, pero oculta su jugada. La salida en tromba de González, Guerra y compañía contra sus acuerdos con los independentistas han puesto de manifiesto un sentido malestar en las filas del puño y la rosa con reacciones encontradas. Hay quien aboga por la expulsión inmediata de la ‘vieja guardia’, pero las consecuencias pesan. Redondo y Almunia no tienen el peso de Guerra y González, más cuando en Andalucía, Extremadura y parte de Cataluña aún se vota por el ‘felipismo’ y no por el proyecto progresista con Bildu, ERC, Junts, PNV, BNG y Sumar.
EL PSOE SE AFERRA A SU ÚNICO ALTAVOZ DIRECTO
De hecho, si por Felipe González fuera ni de lejos se hubiera llegado a un pacto con Unidas Podemos ni tampoco con Sumar. Las posiciones ideológicas son antagónicas, pero Pedro Sánchez ha preferido alcanzar La Moncloa con estos compañeros de viaje, una mochila que tampoco ha servido para ganar y convencer.
Los socialistas han puesto todo de su parte en este pacto, como ofrecer y dar cuatro diputados a Junts para que tuvieran grupo propio, así como modificar el reglamento del Congreso para convertirlo en una torre de Babel, circo incluido y un error de una diputada del PP, y la amnistía. Pero los nacionalistas e independentistas no lo ven suficiente. Por ahora, el PSOE espera a Feijóo tras su votación, pero ni PNV ni ERC ni tampoco Junts ven gestos para creer en Sánchez. Aún se tardará en llegar a un acuerdo, por más que Sánchez asegure que lo tiene todo atado.
Cabe recordar que el PSOE sólo tiene como altavoz el Consejo de Ministros, más cuando Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, sí ha sido de los pocos socialistas en arropar a sus mayores.
Asimismo, Puigdemont ha exigido negociar al máximo nivel, o bien con Pedro Sánchez o bien con Félix Bolaños; mientras que el PNV no ha recibido ni una sola llamada ni respuesta a sus cartas. «Sólo acuses de recibo», afirma Otuzar. Con ERC, sin embargo, se ha llegado a un entendimiento, pero no consigue vender el relato de los frutos obtenidos, como el catalán y la amnistía. Por el momento, Junts se lleva el gato al agua y un no de los irredentos dejaría al PSOE a merced de los votantes.