No cabe duda de que llevar una dieta saludable es esencial para nuestra salud. Para la mayoría de nosotros, los alimentos que comemos forman parte de nuestra vida diaria y forman parte importante de nuestra alimentación. Sin embargo, hay personas que tienen intolerancias alimentarias, las cuales son una reacción adversa al ingerir ciertos alimentos con los que nuestro cuerpo no puede procesar.
La intolerancia alimentaria se produce cuando el cuerpo produce anticuerpos a los alimentos consumidos, lo que a menudo da lugar a síntomas como náuseas, diarrea, fatiga, dolores de estómago, dolor de cabeza, entre otros. Si no se trata adecuadamente, estas intolerancias alimentarias pueden llevar a una serie de enfermedades crónicas, lo que requiere el diagnóstico y el tratamiento adecuados.
Los alimentos más comúnmente asociados a intolerancias alimentarias son los lácteos, el gluten (trigo, cebada, centeno y avena), los frutos secos, los huevos, la soja y los alimentos ricos en histamina. Estas intolerancias alimentarias pueden variar de una persona a otra, así que los síntomas también pueden variar.
3¿Cómo puedo diagnosticar la intolerancia alimentaria?
Hay una variedad de opciones para el diagnóstico de intolerancias alimentarias, dependiendo de cuáles son los síntomas que presenta una persona. La mejor opción para cada uno dependerá de los síntomas específicos de cada persona, así como de su historial médico y de enfermedades previas.
Los exámenes de sangre, por ejemplo, son útiles para detectar la intolerancia a los alimentos ricos en histamina. Estos exámenes detectan los niveles de anticuerpos IgG en la sangre después de ingerir los alimentos con alto contenido de histamina. Los niveles elevados de estos anticuerpos indican que el cuerpo está emitiendo una respuesta inmune a los alimentos.
Asimismo, hay exámenes de aliento para detectar alergias a los alimentos. Estos exámenes miden la cantidad de dióxido de carbono en el aliento que sale del estómago a medida que los alimentos se descomponen en el tubo digestivo. Si hay un aumento significativo en los niveles de dióxido de carbono, puede indicar que el cuerpo está teniendo problemas para digerir ciertos alimentos.
Además de los exámenes médicos, también puede intentar una dieta de eliminación para aislar los alimentos que están causando síntomas. En una dieta de eliminación, una persona elimina los alimentos que se consideran comúnmente problemáticos o alergénicos de su dieta durante un determinado período de tiempo. Después de algunas semanas, vuelve a introducir los alimentos uno a la vez para determinar qué alimentos están causando los síntomas.