Las elecciones autonómicas del 28M derrocaron a varios barones socialistas que se posicionaron junto a Susana Díaz en las primarias que Pedro Sánchez venció en 2017 y las generales del pasado 23J supusieron la confirmación de que el presidente del Gobierno en funciones seguirá sin tener apenas contestación a nivel interno.
Vigilante del ruido interno del PSOE se encuentra Santos Cerdán, silenciosa sombra de Pedro Sánchez desde que ambos unieron sus destinos en otoño de 2016, el primero desde la secretaría de Organización de una de las federaciones socialistas más débiles del Estado (Navarra) y el segundo como buscador de un milagro al que contribuyó Cerdán, natural de la pequeña localidad navarra de Milagro en la que su hermana Belén ejerce como teniente de alcalde.
CERDÁN, GENIO Y FIGURA
El hombre que presume de clavar los resultados de las primarias socialistas ha ganado poder tras la renovación guberamental de 2021 que provocó la caída en desgracia de su hasta entonces jefe José Luis Ábalos, la dimisión de Adriana Lastra como vicesecretaria general el pasado año, y el aumento de la importancia de las negociaciones con otras fuerzas tras las últimas elecciones generales.
El secretario de Organización del PSOE es considerado un hombre «serio, leal, sencillo, trabajador y algo lenguaraz«, tal y como señalan desde Ferraz, y su prioridad actual es empujar en favor de la investidura que podría permitir a Pedro Sánchez, al menos, que eche a andar la legislatura.
«España seguirá teniendo un Gobierno progresista que siga dignificando a los trabajadores, las pensiones, trabajando por los derechos y por la igualdad de oportunidades. El PSOE seguirá gobernando para la gente con convivencia, y el PP y su confrontación seguirán en la oposición», promete Cerdán en las redes sociales.
En palabras del ex número dos de María Chivite en el socialismo navarro, «en el PP manda cualquiera , menos Feijóo. No tiene liderazgo ni rumbo, solo el mismo manual del PP de siempre: mentiras, salidas de tono y negación de la realidad».
Si Sánchez consigue la investidura, Cerdán tendrá dos prioridades: atar una mayoría que permita legislar, y laminar definitivamente a los barones susanistas que pretenden ejercer como resistencia en próximos congresos autonómicos, es el caso del valenciano Ximo Puig o el aragonés Javier Lambán.
Cerdán prefiere como nuevo secretario general del PSPV al alcalde de Mislata, Carlos Fernández Bielsa, y también podría apoyar a la ministra Pilar Alegría si apuesta por dar el paso de intentar optar al liderazgo del socialismo aragonés.
RUIDO DEL PASADO
En Ferraz no existen dudas de que el ‘sanchismo’ puede acabar controlando en 2024 todas las federaciones socialistas a excepción de Emiliano García-Page, único verso suelto que retiene su baronía gracias a la mayoría absoluta que revalidó en mayo.
Sí que existe cierta preocupación en Cerdán respecto a la vieja guardia, utilizada de forma compulsiva por el PP para intentar dibujar que existe un debate interno en el PSOE que, según algunas voces de Ferraz, «son fuegos artificiales mediáticos propagados por satélites afines a Génova».
En el calendario aparece marcado en rojo este jueves 20 de septiembre marcado en rojo porque Alfonso Guerra presentará sus memorias políticas apoyado por su antaño enemigo y hoy aliado antisanchista Felipe González, que asegura sobre las negociaciones entre el PSOE y Junts per Catalunya que «los cimientos de nuestra democracia y convivencia están siendo atacados».
El expresidente afirma que Sánchez «dice que todo lo que se haga se hará en el marco de la Constitución, yo digo, de acuerdo, hágase en el marco de la Constitución y dígase con claridad que en el marco de la Constitución no cabe ni la amnistía ni la autodeterminación, y a partir de ahí empezamos a hablar».
Más vehemencia contra Sánchez demuestra Alfonso Guerra, que ha mostrado su disgusto sobre la situación del PSOE: «Yo no me resigno, no lo voy a soportar, me rebelo, porque esta amnistía es la condena de la Transición, que es lo que vienen queriendo desde hace años y ahora lo dicen explícitamente».
«Un señor que da un golpe de estado, declara independiente una zona del país, que crea según él una república en Cataluña, que luego cobardemente se mete en un maletero para fugarse, que se marcha a Waterloo a un palacio tremendo que seguramente hemos pagado nosotros, y que una vicepresidenta se marche a negociar con este tipo, me parece una infamia intolerable contra la democracia», dice Guerra sobre Puigdemont.
En el PSOE por lo pronto han expulsado a Nicolás Redondo, histórico que se dedicó a participar en una campaña electoral del PP madrileño, y no quieren hacer propaganda del libro de Guerra, ‘La rosa y las espinas’, en el que el histórico socialista asegura que «recoge los puntos de vista de aquel joven provinciano, enamorado del teatro y la poesía, que luchó durante veinte años en clandestinidad contra una malsana dictadura y que, más por azar y por responsabilidad que por vocación, desempeñó un cierto papel en el Gobierno de España y que hoy quiere creer que todavía sus opiniones encuentran eco en algunos españoles».
«Las ideas que expreso en ‘La rosa y las espinas’ son mis ideas, aunque sean compartidas con otras muchas personas a través de conversaciones y de los libros leídos durante toda nuestra vida», promete Guerra, que pesca en río revuelto y, al igual que García-Page, sigue de tour mediático por las cabeceras más críticas contra el líder de su partido.