Íñigo Urkullu cambia de parecer según sople el viento. El líder del PNV puede firmar unos Presupuestos con el Partido Popular y dar su voto favorable a una moción de censura pocos días después. La tibieza mostrada por los nacionalistas vascos ha sido palpable tras los resultados del 23 de julio. Por un lado, abogaron por la abstención en una hipotética investidura de Alberto Núñez Feijóo, pero la posibilidad de perder su hegemonía de cara a las elecciones vascas del próximo año le hicieron cambiar de parecer rápidamente.
El PNV se ha enrocado oficialmente en el ‘no’ a Feijóo bajo el pretexto de no dar apoyo a un Gobierno negociado con Vox. No obstante, el argumento ha tenido un muy corto recorrido. Los de Santiago Abascal darán el sí a los ‘populares’ sin condiciones y por tanto se descarta el desmantelamiento del Estado de las autonomías. No obstante, el PNV se mantiene, al menos por ahora.
En el seno de los nacionalistas, no obstante, se libra una guerra interna por el apoyo a Pedro Sánchez sin haber arrancado un pacto y un compromiso con los socialistas. En paralelo, la parte más conservadora se niega a aceptar a entrar en el mismo saco que Bildu, Sumar y ERC. Es una corriente más cercana a los empresarios, con los grandes exponentes de Iberdrola, BBVA y Repsol, que pese a su origen catalán está comandada por Josu Jon Imaz, exlíder del PNV.
EL EMPRESARIADO VASCO, MOVILIZADO PARA FRENAR A URKULLU Y ORTUZAR
La corriente contraria a dar el apoyo de los nacionalistas vascos al sanchismo manifiestan los errores a la hora de aceptar leyes como la de Vivienda, que permite la ocupación ilegal, junto con el duro golpe a los autónomos, así como las subidas de impuestos. Los nacionalistas tienen un gran autogobierno en cuanto a los tributos se refiere y un concierto económico que les sirve de escudo a la hora de exigir partidas a Madrid, pero los empresarios no actúan únicamente en la Comunidad y su patrimonio se ve dañado, como ocurre con el impuesto a las grandes fortunas o energéticas y bancos, dos pilares fundamentales de la comunidad autónoma.
Oficialmente, el PNV está inmerso en sacar el compromiso de alcanzar un mayor autogobierno, un documento firmado que les daría más notoriedad a la hora de lidiar la campaña electoral autonómica del próximo año, con la figura de Arnaldo Otegi en frente. El candidato de Bildu podría ser ‘lehendakari’, pero necesitaría el apoyo de la derecha vasca o del PSOE para poder gobernar. Cabe señalar que los herederos de ETA le han comido la tostada a los ‘peneuvistas’ y ahora están recogiendo los frutos tras dejar de agitarse el árbol.
A Andoni Ortuzar le están lloviendo las presiones para dar un giro a su estrategia
El ala económica muestran una autocrítica insólita en una formación como el PNV. Por un lado, señalan que los nacionalistas han perdido enteros ante Bildu, con un escaño de diferencia, pero la seria posibilidad de quedarse fuera del Gobierno y desplazados por el PSOE vasco, en manos de Patxi López. Los socialistas aseguran que no soltarán la mano de los nacionalistas vascos, pero al mismo tiempo se abre un mar de dudas por el escaso valor de la palabra de Pedro Sánchez -no iba a pactar con Podemos, ni con Bildu ni mucho menos con Junts-.
PRESIÓN AL PNV PARA ROMPER CON PEDRO SÁNCHEZ
El principal problema para el PNV es tratar de maquillar su nuevo sitio. Para ello, los nacionalistas de Urkullu se han disfrazado de «progresistas», una etiqueta que les dura muy poco a tenor de la hemeroteca y sus pactos con los ‘populares’ en el pasado. A Andoni Ortuzar le están lloviendo las presiones para dar un giro a su estrategia, más por la trampa que pueden urdir socialistas y los de Bildu de cara a los próximos comicios, una pinza que les relegaría al papel de espectador y la irrelevancia.
En el otro extremo, la abstención a Sánchez obligaría a renegociar todo de nuevo y se abre la puerta a las nuevas elecciones, donde todo escenario es posible. Un riesgo menos calculado, pero con un final que podría favorecer los intereses empresariales. El sector empresarial trata de abrir este melón, más cuando hay intereses de calado en juego, como movimientos de las grandes corporaciones en España y operaciones que podrían significar un mayor beneficio.
OPERACIONES DE CALADO, A EXPENSAS DE LA DECISIÓN DE ORTUZAR
Para materializar estas operaciones, en las que se han producido conversaciones, según ha podido saber MONCLOA, es necesaria una estabilidad a la hora de gobernar y una imponente seguridad jurídica. «Con el PSOE no es posible», señalan fuentes consultadas. Con Feijóo se desbloquearían y se pondría alfombra roja al ser fuego amigo el que invierte.
Por ahora, en el PNV no cambian de posición, pero son conscientes del laberinto en el que se pueden meter en caso de apoyar a Pedro Sánchez. Sus cinco diputados decantan la balanza, pero puede ser también el empujón hacia el abismo. Sánchez necesita todos los votos de PNV y Junts, mientras Feijóo sólo saldría victorioso con cuatro apoyos.