En medio de la devastadora sequía que ha asolado nuestro país en los últimos tiempos, un oscuro fenómeno se ha alzado como una sombra sobre los dedicados trabajadores de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Aunque su misión principal es proporcionar información precisa y basada en datos científicos sobre el clima y las condiciones meteorológicas, se han encontrado en un inesperado campo de batalla, enfrentando amenazas inauditas que van más allá de las inclemencias del tiempo.
María Avizanda, una destacada voz en la AEMET, explica que los científicos que buscan difundir hechos objetivos se ven sometidos a una creciente ola de bulos y desinformación. Pero eso no es todo, las amenazas han llegado a niveles insospechados. Estrella Gutiérrez, portavoz de la AEMET, relata cómo son acusados de causar la sequía, de contaminar los cielos e incluso de ser responsables de la salud y seguridad de la población.
En un intento por arrojar luz sobre la creciente ola de desinformación, la meteoróloga de la AEMET se enfrentó valientemente al bulo que ha estado circulando, el cual sugiere que los aviones fumigan sustancias para evitar la lluvia. Con una claridad científica, explicó que las misteriosas líneas en el cielo son simplemente estelas de condensación, rastros de vapor de agua dejados por los aviones mientras vuelan a altitudes superiores a los 10 kilómetros. Su pregunta retórica resonó con lógica irrefutable: ¿en qué cabeza cabe pensar que estas aeronaves transportan productos químicos para dispersarlos sobre la población? La respuesta, desde una perspectiva científica, es clara y categórica: no cabe en ninguna cabeza informada.
2El impacto transformador de las predicciones meteorológicas en las últimas cuatro décadas
En las últimas cuatro décadas, las predicciones meteorológicas han adquirido un nuevo propósito y una importancia sin precedentes. Gracias al avance en el conocimiento científico y la tecnología, la meteorología se ha convertido en una herramienta vital para salvar vidas y apoyar a los servicios de emergencia en la mitigación de los impactos y las pérdidas económicas causadas por fenómenos meteorológicos adversos. Este cambio ha generado un valor añadido significativo en sectores clave como la energía, la agricultura, el transporte y el entretenimiento al aire libre.
El beneficio neto de las predicciones meteorológicas supera con creces el costo de las inversiones realizadas a través de la investigación científica, la infraestructura computacional, los satélites y los programas de observación. A principios del siglo XX, el meteorólogo noruego Vilhelm Bjerknes abogó por aplicar las leyes de la física a la predicción atmosférica, lo que requirió el desarrollo de modelos numéricos complejos y poderosas computadoras para realizar cálculos simultáneos a gran escala, un avance tecnológico que solo se hizo posible hace unas décadas.
Los centros de investigación meteorológica, con el Centro Europeo de Predicción a Medio Plazo a la vanguardia, han aprovechado estas capacidades para realizar avances notables en la comprensión de la física meteorológica y climática. Además, la disponibilidad de satélites meteorológicos desde la década de 1970 ha mejorado significativamente la capacidad de observación y medición de la atmósfera, proporcionando datos fundamentales para iniciar los cálculos y mejorar la precisión de las predicciones meteorológicas.
