sábado, 23 noviembre 2024

AEMET: esta es la poco halagüeña previsión meteorológica para lo que queda de verano

En medio del ansiado verano, donde las suaves brisas y los días soleados prometían alivio, la incertidumbre regresa. Recordando el sofocante calor y las sequías desoladoras del verano de 2018, nos enfrentamos a una preocupante previsión meteorológica. El fenómeno responsable de aquel tormentoso período parece resurgir en el horizonte, amenazando con repetir su implacable coreografía. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha alertado sobre la posibilidad de una nueva ola de calor que podría marcar los últimos días del estío.

En 2018, las temperaturas alcanzaron niveles asfixiantes, dejando un recuerdo de agostos abrasadores en la memoria colectiva. A pesar de la advertencia, algunos se mostraron escépticos, aferrándose a la esperanza de un cambio en los patrones climáticos que trajera alivio en forma de lluvias reparadoras. La pregunta clave es si nos espera otro agosto abrasador después de la primera ola de calor que ya nos afectó. Los modelos de previsión meteorológica sugieren que la segunda mitad del mes podría registrar temperaturas por encima de lo esperado. La señal es inequívoca: el país enfrentará un aumento térmico, catalogado como «más cálido de lo normal en prácticamente todo el país”.

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Patrones de corriente de chorro en el año 2018: Una influencia de eventos catastróficos

verano

Regresando a los acontecimientos del año 2018, nos encontramos frente a los intrigantes «patrones de corriente de chorro altamente amplificados y estancados durante períodos inusualmente largos». Estos son una suerte de meandros monumentales y serenos que se tejen en la atmósfera del hemisferio norte. Aunque puedan parecer fenómenos distantes en el tiempo y el espacio, merecen nuestra atención por su poderosa influencia. El año 2018 presenció una serie de desgracias de gran magnitud, y estos patrones climáticos jugaron un papel protagónico en su desarrollo.

La resonancia de estas corrientes de chorro generó una cadena de eventos catastróficos, trascendiendo fronteras y continentales. Las consecuencias fueron innegables y devastadoras: olas de calor sin precedentes barrieron el este de Asia y el norte de Europa, mientras que incendios históricos arrasaron en California, Washington y Japón. Además, las inundaciones más mortales desde 1982 marcaron una triste impronta en la historia.