Buscan su salida, pero de forma discreta y «voluntaria». Jorge Buxadé está realizando una profunda reforma de Vox a nivel interno, pero la salida del portavoz del partido Iván Espinosa de los Monteros ha hecho demasiado ruido como para seguir con la purga. Buxadé (además de otros como el concejal de Madrid Javier Ortega Smith) lleva tiempo buscando la salida de Rocío Monasterio, la candidata de Vox en la Comunidad de Madrid y otra representante del ala liberal de Vox. Pero ante la resaca de la salida de Espinosa de los Monteros, Buxadé ha echado el freno e intenta representar que no todo son persecuciones a los ultraliberales del partido de Santiago Abascal. Al menos este mes de agosto, Buxadé ha dado un giro para escenificar que el grupo sigue unido y sin fisuras. Algo que niegan desde todos los estratos del partido.
Buxadé ha pasado de atacar a nivel interno a Rocío Monasterio hasta el extremo de cuestionar si era la candidata adecuada a aplaudir según qué actos de la diputada ante la sorpresa de buena parte de los miembros de Vox. Monasterio es una de las candidatas más criticadas en el grupo por no haber sido capaz de recortar las alas del Partido Popular en lo que entienden que es una comunidad autónoma donde pueden rascar votos. El hecho de que se haya quedado lejos de conseguir una mayoría que condicione a Isabel Díaz Ayuso y el hecho de que haya sido una palmera de todas las políticas planteadas por el Partido Popular la puso en el punto de mira. Pero ahora resulta que Buxadé no ve con tan malos ojos las actuaciones políticas de Monasterio. Este giro ha llamado la atención en el partido, según fuentes de Vox, quienes consideran que tiene la intención de contener la sangría que se ha causado con la salida de Iván Espinosa de los Monteros.
Los giros dados por Buxadé tienen que ver con la sensación de que Vox se desangra. La salida de Espinosa de los Monteros ha escenificado el fin del ala liberal y la llegada de la facción más «falangista», pero tampoco quieren que esta desunión evidente beneficie sobremanera al Partido Popular. En el PP aplauden mientras que en Vox temen convertirse en un partido residual, algo similar a lo que le podría ocurrir a Podemos si hubiera una repetición electoral. Ya le pidió, según fuentes internas de Vox, a Ignacio Garriga, que hiciera una salida mediática en la que dejara claro que no había ningún tipo de crítica interna. Pero no parece que nada vaya a salir como le gustaría a Buxadé, el único que se maneja bien con las ruinas de Vox.
En todo este entuerto, la decisión de empezar a escenificar «buena relación» con Rocío Monasterio no ha pasado desapercibida en Vox. Tanto es así, que incluso se han empezado a ver críticas internas a cómo se está gestionando la erradicación total del ala ultraliberal de Vox para dar paso a unas políticas y a un programa más «falangista» auspiciado por Jorge Buxadé.
ROCÍO MONASTERIO, EN LA RAMPA DE SALIDA
La salida de Vox del portavoz Iván Espinosa de los Monteros ha puesto en riesgo el puesto de Rocío Monasterio, la candidata más criticada del partido al ser una de las que no ha conseguido hacerse fuerte en el partido. Ya se tanteó la posibilidad de expulsar a Rocío Monasterio de la candidatura de Vox en la Comunidad de Madrid en las elecciones del 28 de mayo, pero aguantó porque en el partido no querían escenificar una ruptura interna. Sin embargo, ahora se ha quedado sin apoyos y a merced de un Jorge Buxadé que quiere eliminar no solo a los candidatos más polémicos y con menos tirón del partido, sino que quiere acabar de una vez por todas con el ala ultraliberal de la formación ultraconservadora. Rocío Monasterio está, tal y como reconocen en Vox, en «peligro de extinción».
Iván Espinosa de los Monteros ha escenificado la caída del ala ultraliberal de Vox. En esto no hay discusión ninguna. Pero su salida ha dejado a todos y cada uno de los integrantes del partido ultra expectantes ahora que la formación ha caído en manos de Jorge Buxadé. Rocío Monasterio no es que sea un pilar importante dentro de este sector liberal de Vox que está en retroceso, sino que es una de las candidatas peor valoradas por su propio electorado y por el propio partido político. Espinosa de los Monteros ha salido por la puerta de atrás sin dar explicaciones. Pero Rocío Monasterio permanece al frente de una delegación que ha enterrado completamente en la Comunidad de Madrid ante la presencia de Isabel Díaz Ayuso.