viernes, 22 noviembre 2024

Marlaska «enchufa» en Seprona a su general ‘favorito’ y desata el enfado de la Guardia Civil

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha convertido en deporte nacional el faltar al respeto a la Guardia Civil. Ha vuelto a desatar la ira en este cuerpo policial al «enchufar» a su general favorito, David Blanes, en un buen puesto (a elección de él) por los servicios prestados como sustituto del coronel Diego Pérez de los Cobos. Cuando entonces destituyeron a este oficial de la Guardia Civil, Fernando Grande-Marlaska faltó al respeto a todos los principios del cuerpo al colocar a Blanes como sustituto de de Los Cobos. Pues ahora que ha vuelto el coronel, el ministro del Interior se ha visto obligado a volver a enchufarle en otra ubicación. Ahora es nuevo jefe del Servicio de Protección de la Naturaleza, SEPRONA, de la Guardia Civil.

Grande-Marlaska no sabe cómo reencauzar la relación con los oficiales de la Guardia Civil, por lo que ha optado por mantener su modus operandi intacto y agradecer en forma de puesto a los oficiales que le han sido leales durante toda esta tormenta que ha enturbiado su legislatura como ministro. El nombramiento de David Blanes como nuevo jefe del SEPRONA no ha sentado nada bien en el cuerpo porque saben que viene completamente teledirigido por Fernando Grande-Marlaska. Blanes fue quien aceptó hacerse cargo de la Comandancia de Madrid en junio de 2020 después de que fuera cesado ilegalmente de ese mismo puesto Diego Pérez de los Cobos. Ahora ha sido recolocado gracias al ímpetu de Marlaska en otro puesto codiciado de la Guardia Civil generando aún más malestar en el cuerpo.

Es un agradecimiento por los servicios prestados, según cuentan fuentes de la Guardia Civil, agravado por el hecho de que el ministro sabe que perderá su puesto tan pronto como se forme Gobierno. El PSOE ya no cuenta con Marlaska para la próxima legislatura. O al menos es lo que dicen con contundencia fuentes de Ferraz. Por todo esto, que «con agostidad» se presente a Blanes como nuevo jefe del SEPRONA, uno de los oficiales más cercanos a Marlaska y uno de los pocos que se saltó el escalafón con tal de ayudar a los intereses del ministro socialista, ha dejado claro que «paga sus deudas». Y más en un contexto en el que vuelve Diego Pérez de los Cobos después de un destierro de tres años completamente ilegal. Entretanto, la Guardia Civil, uno de los cuerpos que más respeta sus propias normas, ve con cierto tono de ira cómo manejan la institución a su antojo. Y no solo por colocar a Blanes, también por el baile de Mercedes González, exdelegada del Gobierno en Madrid, en la Dirección General de la Guardia Civil.

EL OTRO DESPRECIO DEL GOBIERNO

Mercedes González, la breve. Así conocen en la Guardia Civil a quien ha sido su directora por unas pocas semanas. Los bandazos políticos de la que fue delegada del Gobierno en Madrid dan que hablar. Tanto, que ha conseguido enfadar al PSOE de Madrid y al cuerpo policial a partes iguales. El otro “desprecio” de los socialistas en general y de Mercedes González en particular a la Guardia Civil ha desatado la rabia entre los agentes que han visto cómo el PSOE les utiliza como una moneda de cambio. Mercedes González dimitió el 13 de junio como directora general de la Guardia Civil tras solo dos meses en el cargo. El Partido Socialista le dio el puesto por las “molestias” de no haber sido nombrada candidata del PSOE al Ayuntamiento de Madrid y ahora se lo quita para meterla en las listas.

Los agentes están fuera de sí tras el nuevo desprecio de la administración de Pedro Sánchez a la Guardia Civil. Nunca han tenido demasiado pudor a la hora de meter mano en el cuerpo. Quién no recuerda al coronel Diego Pérez de los Cobos y su destitución en plena pandemia o la manía de Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior, por recolocar altos cargos de la Guardia Civil sin respetar el escalafón. Ya el nombramiento en su momento de María Gámez como directora general del cuerpo desató ciertos recelos porque era más activista socialista que otra cosa. Pero que ahora hayan utilizado la Guardia Civil como un premio de consolación para la exdelegada del Gobierno para cambiarla de nuevo dos meses después ha dejado a todos los agentes boquiabiertos y sin entender bien qué ocurre.