Quedan pocos días para que los partidos comiencen hacer sus últimos movimientos en el tablero del juego político y el bipartidismo cada vez está más arrinconado. En medio de la época estival Partido Popular y PSOE realizan las últimas gestiones para poder poner a sus candidatos, con escaso margen de error para ambos y con dependencia absoluta del fugado de la justicia Carles Puigdemont. De la voluntad de su partido, Junts, y de la capacidad de ceder o comprar el poder a cambio de cesiones inconcebibles para otros territorios, que no sean Cataluña y País vasco, los dos grandes partidos nacionales formarán o no gobierno en esta próxima legislatura.
Por un lado Alberto Núñez Feijóo, candidato del Partido Popular, que ganó por la mínima las elecciones y no se resigna a ser el primer presidente de la democracia española que gana unos comicios generales y no llega a la Moncloa, para ello, los de Génova han llegado incluso a contactar con su homónimos de Junts.
En este sentido, los diputados de Junts han dejado caer en la intimidad que están abiertos a negociar tanto con el PP como con el PSOE. Y desde el PP, bajo el mantra del «tenemos la obligación de hablar con todos», se puede intentar una última jugada a la desesperada para poder tocar el poder presidencial. En el imaginario colectivo queda las posibles concesiones que los populares hagan al prófugo nacionalista. Un escenario extraño que puede hacer que Felipe VI ordene primero a Feijóo formar gobierno, y poco después del presumible fracaso de este, haga lo mismo con el candidato socialista.
Por otro lado, Pedro Sánchez, que tras una dulce derrota echa cuentas y hace malabares para poder contar con el apoyo de un conglomerado de partidos nacionalistas, independentistas, regionalistas de izquierdas y derechas que hacen pensar, que de lograr juntar os 176 escaños necesarios, la próxima legislatura será corta y bastante polémica. Sánchez también está dispuesto a negociar con Junts, algo raro teniendo en cuenta las políticas sociales que desde Junts se practican y pregonan, más cercanas al vilipendiado Vox que al supuesto bloque progresista que lidera Sánchez y su PSOE.
En este contexto, todos los contendientes son conscientes de que el bipartidismo ha desaparecido y ha dado paso a una política de bloques dignas de la ‘Guerra fría’. Los resultados y las políticas realizadas estos últimos 10 años han dado lugar a dos bloque bastante antagónicos, poco abiertos y donde poder realizar políticas transversales y de estado se ha vuelto un caso imposible.
Todo esto se ve reflejado en casos como el del Gobierno de Ceuta o la presidencia del Congreso. En esto último, se ha desatado una auténtica batalla para ver quien preside el Congreso, un cargo que en varias ocasiones se designo por acuerdos entre el PSOE y el PP, ahora eso es inviable. En estos últimos días parece ser que el apoyo del nacionalismo catalán al completo darán la mesa al PSOE y en los mentideros políticos suena la expresidenta del Govern de Illes Balears, Francina Armengol, como una de las más probables, una política cercana a las ideas federales y bastante leal a Sánchez.
CEUTA COMO EJEMPLO DE LA FALTA DE ACUERDOS DE ESTADO
Como ejemplo a este enfrentamiento entre bloques y la falta de acuerdos estatales ha sido la formación del Gobierno de la ciudad autónoma de Ceuta. Allí venció en las pasadas elecciones municipales el Partido Popular, Juan Vivas. Con esta victoria el PP de Ceuta quiso evitar un pacto con Vox para evitar ponerse en contra la comunidad musulmana, entre otros aspectos motivados por la situación geográfica y social de la ciudad.
Los populares miraron a los socialistas de Ceuta, que aceptaron en un primer momento, pero se echaron para atrás ante las ordenes de Pedro Sánchez de no pactar con el PP mientras está Feijóo.
Ante las normas impuestas desde Ferraz a los socialistas ceutíes, el presidente de Ceuta y del PP regional, Juan Vivas, descartó ayer sábado de manera definitiva la posibilidad de alcanzar algún pacto de ejecutivo de coalición o estable de legislatura con el PSOE o las formaciones localistas con representación en la Asamblea autonómica, pues tiene a Vox vetado como ya hemos comentado, y ha anunciado que gobernará en minoría hasta 2027 buscando «apoyos puntuales» para sacar adelante cada propuesta que someta a la consideración de la Corporación, como los presupuestos de cada ejercicio.
«Durante la crisis de mayo de 2021 demostramos lealtad institucional, responsabilidad y unidad en la respuesta para parar el golpe, recobrar la confianza y sentar las bases de un futuro de prosperidad, estabilidad y cohesión social… Yo ahora esperaba que el PSOE hubiera tenido la misma actitud, pero no ha sido así porque no ha querido a nivel nacional y porque su secretario general en Ceuta ha acatado las instrucciones que ha recibido, cosa que yo nunca hubiera hecho», lamentó.
En una comparecencia junto al coordinador general del PP, Elías Bendodo, que le ha trasladó «todo el respaldo» de Génova, Vivas explicó que «ante la imposibilidad de llegar a un pacto porque el PSOE no ha querido vamos a asumir nuestra responsabilidad con un gobierno en solitario del PP, solo con miembros del PP, e intentaremos construir desde la humildad acuerdos para los asuntos que se lleven al Pleno y para garantizar el funcionamiento de empresas y organismos autónomos».
El presidente de la Ciudad Autónoma está «seguro» de que lo va a conseguir, como ya hizo durante la pasada legislatura apoyándose básicamente en el PSOE, y ha pedido «responsabilidad» a los demás partidos con representación en la Asamblea para que tengan «altura de miras y madurez» a la hora de poner por encima de «siglas, ideologías o intentos de bloqueo» el «interés general de Ceuta y de España».