El truco para cocer el pulpo como en las pulperías

El pulpo, un manjar delicioso y emblemático de la gastronomía española, se ha convertido en una exquisitez que todos deberíamos probar al menos una vez en la vida, especialmente si visitamos la hermosa región de Galicia. En Galicia, las pulperías son lugares mágicos donde la tradición se une con el sabor y la destreza de los pulpeiros, expertos en preparar este cefalópodo con maestría. Alzando sus caldeiros de cobre, sumergen el pulpo y lo cocinan hasta alcanzar el punto perfecto de ternura. ¿Cuál es su secreto?

Hemos descubierto el truco infalible que garantiza obtener un pulpo exquisito y tierno sin tanto esfuerzo. ¿La clave? Comprarlo congelado. Aunque pueda parecer sorprendente, esta técnica evita la necesidad de machacar el pulpo y nos asegura que no quede duro como una piedra. En este artículo, te desvelaremos todos los pasos para cocerlo como un auténtico pulpeiro gallego. Desde la elección del pulpo adecuado hasta el momento exacto en que debes retirarlo del fuego, te guiaremos para que logres una cocción impecable y deliciosa.

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Secretos para la preparación y cocción

pulpo

Una vez que tenemos el pulpo descongelado y listo para cocinar, es momento de preparar la cazuela más grande que tengamos. Agregamos agua sin sal, ya que la sal se añadirá al final, al momento de presentarlo. Encendemos el fuego y esperamos a que el agua rompa a hervir. Cuando el agua esté en ebullición, es hora de ‘zambullirlo’. Es importante cogerlo por la cabeza y realizar la técnica del «asustado».

Consiste en sumergirlo en el agua hirviendo y sacarlo rápidamente tres veces. Esto ayudará a que se tense y evita que se desprenda la piel durante la cocción. El tiempo de cocción dependerá del tamaño. Para un pulpo de tamaño estándar, alrededor de 1,8 kg a 2 kg, bastarán unos 25-30 minutos a fuego medio. Sin embargo, si estamos cocinando uno más grande, como uno de 3 kilos, deberemos prolongar el tiempo de cocción a unos 40 minutos aproximadamente. Es fundamental pinchar el pulpo de vez en cuando para comprobar su textura y asegurarnos de que no quede demasiado duro.