Durante el verano, las piscinas, los bañadores mojados adheridos a la piel, duchas colectivas, caminar descalzo y las instalaciones deportivas a menudo abarrotadas pueden ser el ambiente ideal para la propagación de hongos, lo que lleva a una considerable cantidad de consultas dermatológicas.
Aunque estas infecciones fúngicas pueden causar síntomas incómodos como picor, enrojecimiento de la piel, grietas, descamación, sensación de quemazón, ampollas, mal olor, hiperhidrosis y, en ocasiones, dolor, en su mayoría son leves y pueden tratarse con éxito mediante cremas antimicóticas de uso tópico o tratamientos antifúngicos que se toman por vía oral, aunque estos últimos solo están disponibles en ciertos casos.
3A VECES PUEDEN PASAR DESAPERCIBIDOS
Otra dificultad radica en que, en ocasiones, no somos conscientes de que la causa de ciertos síntomas es una infección fúngica. Por falta de interés o conocimiento, podemos confundir el comienzo de una infección por hongos con síntomas estacionales comunes, lo que puede llevar a que se extienda y dificulte su tratamiento adecuado. Es importante estar atentos a las señales y actuar lo más rápidamente para tratar las infecciones fúngicas durante el verano antes de que lleguen a complicarse. A continuación repasamos las infecciones por hongos más comunes en verano.