Durante el verano, las piscinas, los bañadores mojados adheridos a la piel, duchas colectivas, caminar descalzo y las instalaciones deportivas a menudo abarrotadas pueden ser el ambiente ideal para la propagación de hongos, lo que lleva a una considerable cantidad de consultas dermatológicas.
Aunque estas infecciones fúngicas pueden causar síntomas incómodos como picor, enrojecimiento de la piel, grietas, descamación, sensación de quemazón, ampollas, mal olor, hiperhidrosis y, en ocasiones, dolor, en su mayoría son leves y pueden tratarse con éxito mediante cremas antimicóticas de uso tópico o tratamientos antifúngicos que se toman por vía oral, aunque estos últimos solo están disponibles en ciertos casos.
2HONGOS EN VERANO
Con la llegada del verano, nuestras posibilidades de contraer hongos aumentan, ya que estos organismos habitan en lugares húmedos. Seguramente has escuchado muchas veces que se debe utilizar chanclas en las piscinas públicas para evitar infecciones por hongos, ¿verdad?
Pues aún hay personas que están convencidas de que esto es un mito. No obstante, las piscinas y ambientes húmedos no son el único factor a tener en cuenta. Durante los meses de verano, nuestro propio sudor puede contribuir a la proliferación de hongos. Por ejemplo, cuando hacemos ejercicio intenso, transpiramos en exceso y, si no nos duchamos inmediatamente después, la humedad en nuestra piel puede favorecer el desarrollo de microorganismos no deseados.