Yolanda Díaz toma la iniciativa por cuenta propia para alcanzar un acuerdo de investidura de Pedro Sánchez con Puigdemont. El enviado de Sumar a Waterloo es ni más ni menos que Jaume Asens, un viejo conocido de la izquierda y del independentismo de Junts. El abogado que consiguió los indultos para los condenados por sedición y quien fue miembro de la comisión de Defensa del Colegio de Abogados de Barcelona tiene la única misión de arrancar un sí de Puigdemont para Sumar tiene mucha prisa para alcanzar un acuerdo.
Por esta razón, Yolanda Díaz cambia el relax de la plancha por el kit de ‘runner’, con corbata y traje para calmar las aguas de un independentismo sediento de venganza. Puigdemont no ha descolgado el teléfono para iniciar las negociaciones, según ha podido conocer MONCLOA. La estrategia del huido a Bélgica pasa por leer la propuesta de Sumar, pero también del PSOE, que prefiere llevar la negociación en secreto, alejado de la luz y taquígrafos para no cabrear a los votantes moderados que han depositado su confianza en Sánchez en las elecciones del pasado domingo.
En Sumar no quieren oír nada relacionado con una repetición electoral. Los motivos son varios, con broncas incluidas con Unidas Podemos, ante la posibilidad de que el PP salga con una mayoría absoluta en unos nuevos comicios. Ernest Urtasun, portavoz de Sumar, dejó bien clara la postura del partido de Yolanda Díaz. Solo hay una opción posible y ésta pasa por «repetir un Gobierno de coalición». No hay otra alternativa.
SUMAR, LA GRAN PERJUDICADA EN CASO DE REPETICIÓN
Y es que, Sumar sería, junto a Vox, la formación más perjudicada en caso de volver a acudir a las urnas en plenas fiestas de Navidad. Se estima que la pérdida de votos continuaría y aún más si Podemos exige su sitio, con la amenaza de separarse en plena formación del pleno del Congreso.
Díaz busca el apoyo de los siete escaños de Puigdemont, que venderá muy cara su posición a favor de una nueva legislatura
El partido dirigido por Yolanda Díaz, un conglomerado de una quincena de pequeñas formaciones políticas, quiere enterrar cuanto antes la posibilidad de un pacto imposible entre el ganador de los comicios, Alberto Núñez Feijóo, y Pedro Sánchez, una suma que alcanzaría más del 73% de la Cámara Baja, con mayoría ‘popular’ en el Senado. Es la opción que tampoco quiere Pedro Sánchez, pero a la hora de la verdad no se descarta que seis diputados socialistas dieran por cerrada la etapa sanchista con un voto favorable en primera vuelta o la abstención en segunda vuelta a Feijóo.
En esta carrera al sprint, Díaz busca el apoyo de los siete escaños de Puigdemont, que venderá muy cara su posición a favor de una nueva legislatura. Los de Junts aguardan pacientes y han dado a conocer sus exigencias: referéndum y amnistía. En caso de aceptarse estas condiciones, Puigdemont pondría los dos pies en Cataluña. En caso de alcanzar el acuerdo, Sumar tendría que gestionar numerosas contradicciones al pactar con Junts, una formación de extrema derecha catalana y con una visión económica antagónica a la de Ada Colau en Barcelona.
LA GESTIÓN DE LAS CONTRADICCIONES ENTRE JUNTS Y COLAU
De hecho, los de Colau rechazaron cualquier pacto de Jaume Collboni con Xavier Trias, el líder de Junts y ganador de las pasadas elecciones municipales. Pero Junts no ha querido abrir el melón, al diferenciar entre ambos comicios, limando así asperezas y allanando lo máximo posible la negociación.
Asens, por su parte, es muy cercano a la órbita de Puigdemont, con muy buenas migas con Gonzalo Boyé, abogado del ex presidente de la Generalitat, y un gran conocedor de cómo nadar en estas aguas bravas y agitadas. Sumar habla de diálogo y no de negociación, mientras Junts se abre a hablar con todas las formaciones, incluyendo al PP de Núñez Feijóo, sin mencionar sus acuerdos con Vox. Los de Puigdemont han exigido la amnistía para todos los «perseguidos» por el ‘procés’, mártires a los que se pide anular cualquier acción judicial y que se contabilizarían por miles.
El PSOE, por su parte, se niega a transgredir de nuevo la Constitución y sin mayoría absoluta en el Senado la opción de una consulta separatista está prácticamente descartada. Aunque todo puede ser. Se puede negociar una votación no vinculante en toda España y teniendo después en cuenta únicamente los resultados en Cataluña, como si fueran los legítimos, como tratan de vender los socialistas en estas negociaciones.
No obstante, en Sumar y el PSOE tienen muy presente la inestabilidad. Arrancar el apoyo de Junts a cambio del referéndum sólo sería el inicio de una autopista sembrada de peajes en cada votación, a los que se sumarían Bildu, ERC y el PNV. Cada uno tiene su precio y cada cual más elevado. Los apoyos a cambio de aire no existen.
PODEMOS AFILA CUCHILLOS TRAS LA DEBACLE DE SUMAR
Mientras sucede esta negociación exprés con Junts, los problemas por la izquierda se acrecientan en Sumar. Podemos le ha recordado a Yolanda Díaz la realidad de los resultados, con un nuevo desplome en votos y escaños, con la peor cifra desde 2015 y cerca de 700.000 votos menos. La formación no ha logrado representación en numeras circunscripciones al no alcanzar la cantidad suficiente.
La formación de Díaz resta importancia a estas cifras, pero Podemos, especialmente el ala de Pablo Iglesias e Ione Belarra, se lo ha recordado. Podemos por sí solo tendría su propio grupo parlamentario y a la corredora, si se le restan los apoyos de Más País y Compromís, habría obtenido apenas 15 diputados, una debacle que pone en un brete a la izquierda. Esta situación muestra la fragilidad de esta izquierda y el PSOE tan sólo tiene que hacer lo que sabe hacer muy bien: esperar y fagocitar. Por esta razón, Yolanda Díaz, la nueva runner de la política, pide un acuerdo de investidura «cuanto antes».
PODEMOS EXIGIRÁ PRIMARIAS A YOLANDA DÍAZ
Belarra no ha dado tregua a la hora de señalar culpables de la caída. La exclusión de Irene Montero de las listas fue el detonante, así como la intención de invisibilizar a Podemos. Pero también es cierto que la propia dirigente de los ‘morados’ no ha pedido el voto a Sumar. Iglesias, por su parte, ve a las confluencias debilitadas.
No se descarta ni mucho menos una escisión una vez aprobada la investidura, ni tampoco la exigencia de unas primarias en caso de una convocatoria electoral, donde se cuestione el liderazgo autoimpuesto por Díaz. Un nuevo asalto a los cielos que podría hacer estallar por los aires la falsa sensación de unidad.