El Consejo General del Poder Judicial está en funciones desde diciembre de 2018. Ya son muchos los años de más que han tenido los vocales que lo componen. Ni la dimisión de Carlos Lesmes fue capaz de poner en jaque al Partido Popular y al PSOE. La renovación está estancada y ahora que se han celebrado unas elecciones que abocan al país a un bloqueo político con precedentes, la idea de la renovación ha entrado stand by por mucho que diga Bruselas. Fuentes tanto del Partido Popular como del PSOE insisten en lo mismo: no habrá renovación en al menos un año (y eso siendo optimistas). Y aunque se solucione este embrollo electoral, no parece que las posiciones del PP y del PSOE estén lo suficientemente cerca como para sacar al país del atoyadero.
El escenario es simple. Para una renovación del Consejo General del Poder Judicial es necesario un acuerdo entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijoo. De momento, el PP no ha renovado a los vocales conservadores porque ya tiene la mayoría en el CGPJ y porque no le conviene a sus intereses. Esta situación abre la puerta a que un vuelco electoral en favor del Partido Popular tampoco desbloquearía la situación dado que el PSOE se sentiría legitimado para comportarse igual que el PP. Pero lo grave no es solo eso. Lo más difícil es que ese plan B que el PSOE se resistía a aplicar por miedo a Bruselas (por el cual se cambiaría la ley para que una mayoría absoluta bastase para renovar el Consejo General del Poder Judicial) ha quedado en saco roto tras conocerse el nuevo resultado electoral.
PP y Vox no suman mayoría absoluta. Pero el resto de los partidos que podrían ponerse de acuerdo para la investidura tampoco lo tiene fácil teniendo en cuenta el estilo gamberro de Junts per Catalunya, el partido del expresidente Carles Puigdemont. Con este escenario, queda casi descartado ese plan B con el que el PSOE podría haber renovado de golpe el Consejo General del Poder Judicial. Si a esto le sumamos que no habrá un Gobierno claro y que la repetición electoral es casi una realidad para este invierno, lo cierto es que las esperanzas de los partidos políticos por renovar el CGPJ se han quedado en nada. De hecho, ambas partes coinciden en que habrá que esperar «al menos un año» hasta que se pueda hablar de una renovación del Consejo General del Poder Judicial.
Las formaciones políticas están en posiciones absolutamente contrapuestas, pero hay una pequeña esperanza liderada por el PP que se basa en la sumisión del PSOE. Alberto Núñez Feijoo está más que dispuesto a llegar a un acuerdo con los socialistas siempre y cuando implique que le conviertan en el presidente del Gobierno por ser la lista más votada. En este caso, los populares sí que han dejado caer que estarían dispuestos a revisar su posición con respecto a la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Pero este es un escenario que en el PSOE no contemplan por el «oportunismo» de Feijoo.
Con este escenario, los vocales del CGPJ siguen actuando como les viene en gana. Ahora acaban de nombrar al polémico Vicente Guilarte nuevo presidente del Consejo sin tener en cuenta esa bicefalia inaudita que mantiene un presidente del Tribunal Supremo y a otro del CGPJ. Con este escenario desolador que solo beneficia al PP, no parece que las posiciones se vayan a alterar lo más mínimo. Especialmente porque si los conservadores ponen encima de la mesa la renovación ahora que tienen más fuerza en el Congreso el PSOE asegura estar en su derecho para decir «no». Un año, dicen los dos partidos políticos, como mínimo. Pero ese es el mejor de los escenarios.