Junts y ERC han perdido un total de 549.567 votos, pero la fuga de papeletas ha sido muy desigual. Los de Carles Puigdemont tan sólo se han dejado 137.591, mientras que los de Oriol Junqueras se han perdido 411.976. Asimismo, los votos de Junts han recalado en el PPC, que han sumado 181.403 apoyos más respecto a las pasadas elecciones del 10-N.
Del trasvase de votos desde Junts también se ha beneficiado el PDeCat, que se ha quedado sin representación. Se trata de la opción más moderada dentro del independentismo, al más puro estilo PNV y sin mochilas previas. Pero los de Roger Montañola no han logrado el objetivo, pese a exigir un concierto vasco para Cataluña y el blindaje del catalán, entre otros. En total, esta formación nacida de una coalición de varios partidos tan sólo ha podido cosechar 31.687 votos.
Puigdemont, pendiente ahora de la petición de la Fiscalía al juez del Tribunal Supremo Pablo Llanera para activar la orden de detención internacional, es decisivo para poder conformar un nuevo Gobierno ‘sanchestein’ o bien abocar a España a una repetición electoral, posiblemente para Navidades ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo. El líder de Junts no está considerado como un interlocutor oficial con el Ejecutivo.
EL PSOE SÓLO RECONOCE A LOS INTERLOCUTORES VÁLIDOS
El PSOE ha exigido una negociación con los «habituales» líderes de esta parte del independentismo, que ha aglutinado también a parte de la CUP, desalojada del Congreso por la fuerza de las urnas, pero al mismo tiempo los socialistas han señalado que no traspasarán la línea roja del referéndum de independencia ni tampoco ofrecerán una amnistía al prófugo de la justicia.
Todo ello, en plena guerra interna en Junts, donde hay tres corrientes definidas. Por un lado, están los de Clara Ponsatí, convertida en adversaria de Puigdemont, y que ha sido detenida un día después de los comicios de las generales por los Mossos d’Esquadra. El magistrado Llarena ha acordado en un auto que el Juzgado de Guardia de Barcelona tome la declaración indagatoria a la ex consejera de la Generalitat por un delito de desobediencia. En este sentido, ha trasladado las preguntas y fijado la libertad, dejando sin efecto la orden de detención acordada.
El juez Llarena toma la decisión «considerando que la renuencia de la acusada a someterse a la ineludible declaración indagatoria invalida cualquier intento de citación que pretenda alcanzar su comparecencia en libertad», pero valorando también que la conducción policial al Tribunal Supremo supondría una extensión de su privación de libertad en un delito para el que no están previstas penas de esta naturaleza.
LA LÍNEA DURA DE PONSATÍ O TRASPASAR LÍNEAS ROJAS, EL DILEMA EN JUNTS
Ponsatí se muestra favorable de endurecer el enfrentamiento con el Estado, incluso asumiendo «muertos» dentro del independentismo. A su juicio, los partidos separatistas han asumido un coste inferior en comparación con los movimientos independentistas en otros países. Y es que, «ni la cárcel ni el exilio son suficientes».
La parte de Junts más próxima a Puigdemont, por su parte, exige la ‘triada‘ inconstitucional -referéndum, amnistía y concierto vasco- para lograr un acuerdo de investidura, líneas rojas que el PSOE de Pedro Sánchez no está dispuesto a traspasar. De hecho, la Fiscalía ha pedido a Llarena reactivar la orden de busca y captura justo en la resaca electoral.
El otro movimiento dentro de Junts busca el bloqueo continuo, marcado por la abstención en el Congreso de los Diputados y una participación masiva en las autonómicas, una movilización que obligaría a moverse al PSC para poder gobernar en un hipotético adelanto electoral, que previsiblemente podría darse en otoño.
La labor de Rufián, Junquera y Aragonès ha dado sus frutos en forma de indultos a los líderes separatistas y la eliminación del delito de sedición
Estas tres corrientes, tan opuestas y distintas entre sí, tienen un objetivo en común: ERC. Los republicanos apuestan por dar el apoyo a Pedro Sánchez, pero con una serie de peticiones, como la negociación en una mesa de diálogo, acabar con el déficit fiscal y el traspaso de Cercanías a la Generalitat, así como el control del mar por parte de los Mossos d’Esquadra.
ERC Y PSOE CONTINÚAN SIN DAR UNA SALIDA A PUIGDEMONT
No obstante, los de Aragonès no exigen ni la amnistía ni dar una salida digna a Carles Puigdemont, señalado como el responsable de esta situación. La formación republicana ha pagado con creces sus reiterados apoyos al PSOE a cambio de nada, sin llegar a tener un compromiso para poner una fecha para el referéndum o implementar el mandato del 1-O. Esta parte independentista se ha posicionado a favor de aparcar la ruptura con el resto de España, con una negociación más calmada con el PSOE a través de la mesa de negociación, una tabla de la que reniega Junts.
La labor de Rufián, Junquera y Aragonès ha dado sus frutos en forma de indultos a los líderes separatistas, eliminación del delito de sedición y los cambios en el delito de prevaricación. ERC ha exigido ahora un precio «más alto» para dar el sí a Sánchez, como ofrecer nuevas competencias en infraestructuras estratégicas y un referéndum, un punto de partida con el que están también alineados con Bildu y PNV.
Por su parte, la guerra del independentismo contra ERC se centra en el bloqueo al Gobierno de Pedro Sánchez, confrontando al Estado y debilitarlo hasta obtener los pagos por los apoyos en Cataluña. «Si los partidos independentistas no están dispuestos, que den un paso al lado para que la sociedad civil, que se abrirá camino en las calles e instituciones, haga la independencia», afirma la Assemblea Nacional Catalana, presidida por Dolor Feliu.
LA ANC IRRUMPE EN LA RESACA ELECTORAL
En este sentido, la ANC, cuyos dirigentes fueron indultados por Sánchez, ha desenterrado el relato para «hacer la independencia y hacer efectivo el mandato del 1-O como el único objetivo del bloqueo independentista en el Congreso y a la formación de un Gobierno en el Estado español». «Ha llegado la hora de salvar nuestra patria», afirman.
En cuanto a la pérdida de escaños, la ANC ha apuntado que los «falsos diálogos o el victimismo inocuo no lideran el movimiento para hacer efectiva la independencia». En este sentido, la asociación está más ligada a Ponsatí que a los argumentos de Puigdemont o Rufián.
El próximo 11 de septiembre, día de la autonomía de Cataluña, se podrá medir la movilización del independentismo en las calles, una prueba de fuego para conocer realmente la meta a conseguir, aunque por el momento, tras más de una década en el poder de la Generalitat se ha obtenido avance alguno ni en la independencia ni tampoco en conseguir un mayor autogobierno.