La línea dura de Vox, representada por Jorge Buxadé, se impone en la campaña de las elecciones generales del próximo 23 de julio. El eurodiputado exigirá a Alberto Núñez Feijóo la entrada de la formación liderada por Santiago Abascal en el Gobierno, incluso si fuera por la necesidad de un solo escaño. «Haremos valer cada uno de los votos obtenidos», afirman fuentes de este núcleo.
Buxadé no está en las listas al Congreso, ni siquiera de suplente. En su lugar, Vox ha apostado por Barcelona por los abogados Juanjo Aizcorbe, Carina Mejías y José Antonio Gilabert, mientras ha situado como cuarta a Alicia Tomás, líder de la formación y concejal en Terrassa. Uno de los motivos de los de Abascal para apartarle es evitar «dos gallos en el Congreso», como Espinosa de los Monteros. Otra de las razones es que Vox tiene complicado reeditar los dos escaños que llevó al Congreso ante la fuerte abstención y la ausencia de Ciudadanos, aunque las encuestas le dan por el momento esos dos asientos.
Buxadé tratará de llevar esta coalición también a Bruselas, junto a otras formaciones conservadoras, como la derecha de Hungría, encabezada por Víktor Orban, y la polaca, cuyas soflamas pasan por «no aceptar ni un solo inmigrante». De hecho, Hungría prefiere pagar el peaje a Bruselas antes que permitir la entrada de una persona sin papeles. Asimismo, se sumarían los italianos de Giorgia Meloni, con una política favorable a repartir pagas entre las familias vulnerables.
BUXADÉ NO REGALARÁ NI UN SÓLO VOTO
En caso de que el PP de Feijóo necesite el apoyo de Vox, la ahora mano derecha de Abascal pedirá no sólo asientos en la mesa del Congreso de los Diputados, sino también asientos en la bancada noble del Congreso, en la primera fila, cargos reservados únicamente a los miembros del Gobierno. Vox podría quedarse fuera de los Ministerios más importantes, especialmente los económicos, ya que el líder del PP considera necesario reducir estos cargos.
El papel del vicepresidente de Vox en las negociaciones tras las elecciones municipales y autonómicas ha sido crucial para arrancar acuerdos con los ‘populares’. Su mando, inflexible en Extremadura y Valencia, ha doblegado a los líderes regionales del PP, con excepción de Murcia, donde López Miras se encamina a la repetición electoral ante la imposibilidad de aceptar las exigencias de los conservadores.
A Buxadé se le denomina el «capataz» entre sus adversarios políticos, pero no regalará los votos. «Nos votamos a nosotros mismos en la votación de Barcelona, no pueden decir lo mismo otros», señalan en referencia a los concejales del PP que dieron el sí a Collboni para evitar un Gobierno municipal con Xavier Trias.
EL CAPATAZ DE VOX EXIGIRÁ ASIENTOS Y SE ESPERA UNA DURA NEGOCIACIÓN CON FEIJÓO
«Si quieren algo de nosotros, se negocia. Es de sentido común», apuntan. Su aspiración era encabezar las listas por Barcelona, pero Espinosa de los Monteros le frenó en seco, como también la mano derecha de Abascal, Enrique Cabanas, vocal tercero del partido, por debajo de Rocío de Meer, la pupila de Buxadé y que gana enteros para ascender dentro de la formación.
Si quieren algo de nosotros, se negocia. Es de sentido común
Asimismo, Buxadé no está sólo bajo el mando de Abascal al compartir vicepresidencia con Javier Ortega Smith y Reyes Romero, el azote de Pablo Iglesias y una de las dirigentes que ha ayudado a la entrada con tres concejales en el Consistorio sevillano, así como lograr el pacto con el PP de Juanma Moreno para continuar en el Palacio de San Telmo.
Los planes del PP pasan por reducir los Ministerios a niveles similares a los de Mariano Rajoy, una tijera que relegaría a Vox a Ministerios menores, pero de las que dependen cientos de millones en subvenciones, como Cultura o Deporte. No obstante, los planes de Feijóo pasarían por agrupar estas carteras, diluyéndolas con otras.
FEIJÓO RECORTARÁ MINISTERIOS Y ATARÁ A VOX
Además, los ‘populares’ eliminarán hasta tres vicepresidencias, dejando únicamente una y que está reservada a una mujer de la máxima confianza de Feijóo. Para ello, se barajan nombres como Ana Pastor o Cuca Gamarra, aunque no se descarta una «sorpresa».
De esta forma, Feijóo iniciará su derogación del ‘sanchismo’ y los excesos políticos de la coalición. Desde la llegada del PSOE y Unidas Podemos se han creado diez Ministerios, hasta un total de 23, y multiplicado con creces el número de subsecretarios y directores generales, hasta alcanzar los 53 y 154, respectivamente; con el apoyo de 27 secretarios de Estado, cuyo sueldo oscila entre los 74.188,54 y los 110.000 euros, en función de los complementos. Asimismo, el número de asesores y cargos de confianza se ha disparado con Sánchez y Pablo Iglesias, quien fuera vicepresidente y quien marchó de la política dejando a Yolanda Díaz al cargo tras la traición a Irene Montero.
Así las cosas, Vox no podrá colocar a todos los suyos como sí ha hecho Podemos a tenor de los planes de Feijóo, que prefiere trabajar con un reducido grupo muy cercano y si es posible sin Vox. Para ello, los ‘populares’ tratan de movilizar a los suyos por tierra, mar y aire, dejando de lado las riñas internas en algunas Comunidades Autónomas.
BUXADÉ SE JUEGA SU LIDERAZGO EN LA NEGOCIACIÓN CON FEIJÓO
En Vox no son ajenos a estas peleas internas, donde Buxadé sólo ha cedido ante Iván Espinosa de los Monteros la denominada ‘mochila austriaca’, es decir, cada empleado destinará una parte del sueldo a un fondo para cubrir su pensión y los subsidios por desempleo. El sistema, sin embargo, no es la panacea ya que se está imponiendo el sistema chileno para hacer frente al agujero anual de las pensiones.
Buxadé, por otro lado, no se limitará a pedir asientos en Las Cortes y en el Ejecutivo. La línea dura de Vox exige, además, imponer su ideología y tratar de poner freno a las medidas impuestas a España desde Bruselas, especialmente a las que afectan a la agricultura, donde Vox trata de aglutinar el relato sobre la entrada de productos de Marruecos en los lineales. No obstante, el argumento se desmonta fácilmente cuando se conoce que el 90% de esa producción marroquí está importada por empresas andaluzas; como sucede con el aceite de oliva, que se lleva en su mayoría a Italia.