Mucho se ha debatido sobre si es saludable o no el hábito de dormir la siesta. La respuesta depende de diferentes factores como el individuo sus genes y sus hábitos diarios. Sin embargo, gracias a un equipo de investigadores internacionales liderados por el University College London (UCL), ahora sabemos que tener inclinación a tomar siestas está asociado con un cerebro de mayor tamaño.
6UNA COSTUMBRE QUE RESPONDE A NECESIDADES BIOLÓGICAS
La siesta ha ganado cada vez más defensores en el ámbito internacional. Aunque aún existe cierto estigma asociado a esta práctica, investigaciones como esta pueden contribuir a normalizarla. Al comprender mejor los beneficios potenciales de este descanso de sobremesa y su vínculo con nuestros genes, se puede promover una mayor aceptación y comprensión de este hábito.