En nuestras costas, los chiringuitos trascienden su función básica de servir comidas, tapas y bebidas refrescantes durante los días cada vez más calurosos del verano. Estos establecimientos playeros forman parte de nuestra cultura y reflejan nuestra identidad.
Cuando pensamos en un chiringuito rápidamente nos viene a la memoria el aroma a frituras, el delicioso olor de las sardinas asadas a la parrilla, la frescura de los cítricos o las paellas por encargo. Las patatas fritas en bolsa y esos helados que se deshacen apenas se les quita el envoltorio. El constante murmullo de voces que se eleva sobre los acordes monótonos de la típica canción de verano, con el sonido de fondo de las olas rompiendo en la playa. Sin duda, es una experiencia veraniega que a todos nos hace felices.
2¿DE DÓNDE VIENE LA PALABRA “CHIRINGUITO”?
En sus primeros días, el chiringuito consistía simplemente en un puesto improvisado con una tabla de madera y algunas sillas. Sin embargo, décadas después, el mar se llevó consigo este puesto, que fue reconstruido por completo en 1943. El propietario, Juan Calafell, decidió llamarlo «chiringuito» después de aceptar la sugerencia de su amigo, el periodista César González Ruano. Ruano afirmaba que esta palabra tenía sus raíces en Cuba y nunca había sido utilizada en España hasta entonces.
Esta afirmación fue desmentida cuando se consultaron archivos históricos, revelando que ya en 1924 existía un lugar llamado Bar Chiringuito en el Muelle de la Paz, en el Puerto de Barcelona. Este local, de reputación dudosa, era conocido por las frecuentes peleas entre marineros y viajeros, y se limitaba a servir bebidas.