El estrés es un fenómeno común en la sociedad moderna y puede tener un impacto negativo en nuestra salud física y cognitiva. La respuesta de lucha o huida del organismo está relacionada con cambios físicos en el cerebro debido al estrés. El estrés crónico, causado por preocupaciones laborales, problemas personales y presión social, afecta la memoria, la concentración y provoca esas sensaciones en la que ‘te despistas’, de forma frecuentes.
Sin embargo, existen soluciones para gestionar y reducir el estrés. El ejercicio físico regular, la meditación, el mindfulness y el apoyo social son estrategias efectivas. Además, prácticas de relajación como la meditación, el yoga, la relajación muscular progresiva y la respiración profunda pueden aliviar el estrés.
5El impacto del estrés agudo y crónico en la memoria y la capacidad funcional del cerebro
La doctora Sarita Robinson, quien ha llevado a cabo un estudio, afirma que en situaciones de estrés agudo es posible que no tengamos tiempo para consolidar nuevos recuerdos. La respuesta de tensión extrema, destinada a la supervivencia, concentra los recursos cerebrales en la toma de decisiones, dejando poco o ningún espacio para la retención de recuerdos. Esta es una explicación de por qué los sobrevivientes de eventos traumáticos a veces se encuentran a varios kilómetros de distancia sin recordar cómo llegaron allí.
En cuanto al crónico, el deterioro de la memoria está fuertemente relacionado con los síntomas depresivos, que pueden alterar los procesos de memoria. La doctora explica que el cerebro puede agotarse físicamente cuando nos enfrentamos a estas situaciones crónicas. Es agotador estar constantemente al límite y, como resultado, podemos experimentar una reducción en nuestra capacidad para llevar a cabo actividades diarias.