Alberto Núñez Feijóo ha recalcado en numerosas ocasiones que tiene una «buena relación» con el lehendakari vasco Iñigo Urkullu, del que el líder de la oposición estatal dice que «es fácil entenderse con él».
Esta sintonía es subrayada desde el entorno del PP, que recalca que el PNV ha conservado la Diputación de Gipuzkoa gracias a su apoyo y que los jeltzales también participarán en un ejecutivo socialista en Vitoria merced a los votos ‘populares’.
Pero en el PNV no quieren ni oír hablar de una buena relación con el PP, pese a que en Génova 13 han aparcado el rencor generado porque los nacionalistas vascos propulsaron en 2018 a Pedro Sánchez al poder tan solo unos días después de mostrar su apoyo a los presupuestos de Mariano Rajoy.
MALAS VIBRACIONES EN EL PNV
El PNV perdió más de 80.000 votos en las últimas elecciones vascas mientras Euskal Herria Bildu, reforzado por la metralla dialéctica que le lanzan desde el PP, creció 16.000 y venció en número de concejales a los jeltzales, que tan solo le superaron por 25.000 votos.
El calendario político vasco marca unas elecciones autonómicas el próximo verano y la tendencia negativa del PNV, y la positiva de EH Bildu, podría conllevar que la izquierda abertzale pueda aspirar a la primera victoria en Euskadi de su historia.
Los jeltzales saben que EH Bildu podría Sumar con Podemos y el PSE, estos últimos quizás proclives al tripartito progresista si el PSOE a nivel estatal no necesita de los votos del PNV (o, más si cabe, si estos apoyan a Núñez Feijóo).
TIRÓN DE OREJAS
El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, ha admitido que recibieron una tarjeta amarilla el pasado 28M: «Las elecciones del 28 de mayo son de cercanía, pero en las que se pasaba revista a cuatro años de gestión complicados, y una parte de ese electorado se ha quedado en casa y nos ha mandado un toque de atención, un tirón de orejas».
Ortuzar asegura sobre el 23J que su prioridad es evitar un Gobierno entre Núñez Feijóo y Vox: «Si gana el PP con Vox, votar otras opciones es muy poco práctico, y si gana Sánchez, va a tener que contar con nosotros. Por eso, para un vasco, el voto más útil es al PNV: te garantizas una defensa de tus intereses en Madrid y, si los números dan, puedes coadyuvar a que haya una mayoría que nos aleje del peligro de la dupla PP-Vox, que va a ser mala para todo el Estado y, especialmente, para Euskadi, ya que históricamente se ha demostrado que han elegido Euskadi para dar sopapos».
En Génova 13 creían que si el PP se acercaba a la mayoría se podría desembarazar de Vox y recibir el apoyo del PNV, pero estos últimos tendrían dificultades a apoyarles incluso si gobiernan en solitario porque la mayoría del pueblo vasco estaría en contra de la llegada de Núñez Feijóo a La Moncloa.
EL MITO
El PNV ya dejó claro el pasado año que le molesta la cercanía que Feijóo asegura tener en relación a Urkullu, con el que pactó protestas contra Pedro Sánchez por falta de médicos de Atención Primaria o la fecha de las elecciones de 2020.
El medio más cercano al PNV, Deia, habló el pasado año sobre «el mito del romance Urkullu-Feijóo», lamentando que «la relación institucional que ha tenido el lehendakari Urkullu con Alberto Núñez Feijóo durante su etapa como presidente de la Xunta de Galicia se ha interpretado por parte del PP como una puerta de entrada al despacho de La Moncloa con el voto favorable del PNV en una sesión de investidura».
Recordaba Deia que «la relación entre el lehendakari y Feijóo y un hipotético apoyo del PNV a su investidura son dos planos totalmente diferentes. En el partido jeltzale funciona la bicefalia, los cargos internos y los cargos institucionales están perfectamente delimitados, y la decisión sobre la investidura del presidente español correspondería a la Ejecutiva del partido y dependería de los compromisos que ofreciera Feijóo».
Y aseguraba el citado medio vizcaíno, sosteniéndose en fuentes del Gobierno Vasco, que «unir fuerzas entre Euskadi y Galicia para presionar a un Gobierno español liderado por el PSOE es algo muy diferente a que el propio Feijóo sea el presidente español, y sea él quien se encuentre en la tesitura de atender las demandas del PNV, como el cumplimiento íntegro del Estatuto de Gernika, un nuevo estatus de autogobierno, el reparto de los fondos europeos o el impulso a las infraestructuras vascas».