La undécima edición de MasterChef ha llegado a su fin, dejando un sabor de boca agridulce entre sus seguidores. Esta temporada se caracterizó por audaces experimentos culinarios y giros inesperados, pero también por polémicas que generaron controversia.
El protagonismo de Luca, un concursante con estrategias y actitudes cuestionadas, dividió la opinión de la audiencia y creó un ambiente tenso. Además, el balance en audiencias fue más bajo que en temporadas anteriores, lo que ha generado preguntas sobre el atractivo del formato. A lo largo de la competencia, se experimentó una mezcla de emociones entre los seguidores, quienes siguieron de cerca los desafíos y las habilidades culinarias de los concursantes.
2Una edición que plantea desafíos en audiencia
En marzo pasado, la cadena pública presentó y estrenó su undécima edición de MasterChef con concursantes anónimos. Esta temporada vino cargada de novedades significativas, incluyendo dos entregas por semana, el doble de aspirantes, un plató ampliado y una nueva dinámica de expulsiones. Estos cambios tenían como objetivo refrescar el formato y, al mismo tiempo, cumplir con la demanda constante de una mejor organización de los horarios en prime time. Sin embargo, lamentablemente, tanto en la final de este lunes como a lo largo de la temporada, no se ha logrado cumplir esta promesa de racionalización de horarios.