El ácido desoxirribonucleico (ADN), es un componente químico del núcleo celular, que se ha convertido en un instrumento esencial de las técnicas que la medicina forense utiliza para la investigación de delitos por parte de las autoridades judiciales y policiales. Desde que en 1988, en el Reino Unido, por primera vez, la información obtenida del ADN fue utilizada para identificar y condenar al culpable de un delito. Acto que trascendió a otros países como España, para las investigaciones criminales, algo que venía siendo más frecuente en otros ámbitos, como la identificación de cadáveres o la determinación de relaciones de parentesco. Pero, en realidad, sucedió el 13 de noviembre de 1987, cuando la Bristol Crown Court condenó a Robert Melias a 8 años de reclusión tras el rastro de ADN en su sangre y de otros fluidos como el semen.