5 riesgos de la dieta crudivegana

La dieta crudivegana ha sido muy popular en los últimos años, con personas de todo el mundo adoptando esta dieta. Esta dieta consiste en comer alimentos crudos y no procesados, como frutas, verduras, alimentos germinados, nueces y algas. Es una forma de alimentación saludable que ayuda a perder peso, regular los niveles de energía y mejorar el sistema inmunológico. Sin embargo, hay algunos riesgos y desafíos que debes conocer antes de adoptar la dieta crudivegana.

A continuación, se discutirán los riesgos de la dieta crudivegana que debes conocer para que puedas tomar una decisión informada sobre si es adecuada para ti.

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Riesgo de deficiencias nutricionales

Aunque los alimentos crudos y no procesados pueden ser ricos en nutrientes, hay algunas deficiencias nutricionales a tener en cuenta al seguir una dieta crudivegana. En primer lugar, el cuerpo no puede absorber las proteínas de los alimentos crudos de la misma manera que de los alimentos cocinados. Esto significa que se necesitan mayores cantidades de alimentos crudos para obtener la misma cantidad de proteínas que se obtendría de los alimentos cocinados. Además, los alimentos crudos pueden ser bajos en calcio, hierro y vitamina B12, por lo que es importante tomar suplementos para compensar estas deficiencias.

Otro riesgo de la dieta crudivegana es el déficit de energía. Debido a que los alimentos crudos son más difíciles de digerir que los alimentos cocinados, el cuerpo gasta más energía para digerirlos. Esto significa que el cuerpo necesita más energía para realizar sus actividades cotidianas. Por esta razón, es importante que los crudiveganos obtengan suficientes calorías de los alimentos crudos para evitar un déficit de energía.

Debido a que los alimentos crudos no se cocinan, hay un mayor riesgo de intoxicación alimentaria. Los alimentos crudos pueden, estar contaminados con bacterias, virus y parásitos que pueden causar enfermedades graves. Para reducir el riesgo de intoxicación alimentaria, es importante asegurarse de que los alimentos crudos estén bien lavados antes de comerlos. También es importante evitar los alimentos crudos que estén dañados o en mal estado.

Además, los alimentos crudos pueden ser más difíciles de digerir que los alimentos cocinados, lo que puede llevar a una mala digestión y síntomas como náuseas, diarrea y dolor abdominal. Para reducir el riesgo de intoxicación alimentaria, es importante comer alimentos crudos en pequeñas cantidades y con frecuencia para evitar una sobrecarga digestiva.