La Audiencia Nacional juzgará desde mañana miércoles a dos miembros de Amnistia Ta Askatasuna (ATA), una organización disconforme con el cese de la violencia terrorista y que basa sus actividades en las reivindicaciones de los presos de ETA, por sabotear en 2020 dos máquinas expendedoras de billetes de tren en Vizcaya como apoyo a la huelga de hambre del preso etarra Iñaki Bilbao Goikoetxea, alias ‘Txikito’.
En el informe del fiscal se indica que los hechos son constitutivos de un delito continuado de daños, y pide para cada uno la pena de 4 años de prisión con la accesoria de inhabilitación del derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena.
Según apunta el Ministerio Público, Gaizka Andoni Astoquizaga y Valentina Liliana Morisoli -de nacionalidad suiza-, el 10 de noviembre de 2020, sabotearon la máquina del apeadero del tren de Zugastieta (Muxica). En concreto, uno de ellos golpeó con una maza esa expendedora para luego rociarla con líquido inflamable y prenderle fuego, mientras que la otra acusada hacía una pintada en los muros del apeadero en el que se podía leer ‘Txikitorekin bat’ (juntos con Txikito). Los desperfectos fueron valorados en 2.875,58 euros.
A los dos días, la pareja volvió a las andadas y sabetearon el apeadero del tren de Forua, en la zona de Guernica. En esa ocasión vestían ropa oscura, capucha y visera, y una vez más, tras golpear con una maza la expendora, la rociaron y prendieron fuego. En esta ocasión, los daños ascendieron a los 7.062,52 euros.
Al día siguiente, 13 de noviembre de 2020, ATA publicó un comunicado anónimo en su web en el que se reivindica la autoría de cuatro sabotajes cometidos en la zona de Gernika-Lumo (Vizcaya), concretamente la quema de banderas en Muxica, daños en el edificio de la Diputación Foral de Vizcaya en Guernica, el sabotaje en la estación de tren de Zugastieta y sabotaje en la estación de tren de Forua.
El fiscal indica en su escrito que durante ese año 2020 se detectó una reactivación de la actividad de ATA por medio de reivindicaciones de los presos de ETA afines a los postulados de esa organización, acompañadas de acciones de violencia callejera y presión social.
Recuerda que así ocurrió con motivo de la huelga de hambre que llevó a cabo el preso Patxi Ruiz Romero, que finalizó el 10 de junio de ese año. En esa ocasión, relata, se produjeron múltiples actos, manifestaciones y concentraciones en protesta y solidaridad con este preso, organizadas por ATA y otras organizaciones. Señala que entonces se vieron pintadas, ataques a domicilios de dirigentes políticos y hasta la quema de un cajero automático.