Alberto Núñez Feijoo está ganando puntos con el paso del tiempo. Al menos lo está haciendo frente a la tendencia de un Santiago Abascal a la baja. Las encuestas internas del partido no son buenas. El bipartidismo avanza con fuerza y Vox estaría en unas cifras alarmantes para el grupo. Obtener en torno a 30 parlamentarios convierte a la formación en un partido testimonial que solo aspira a ser la muleta de un Alberto Núñez Feijoo que huye como de la peste en su discurso de los pactos con Vox. La idea de Abascal es la de llevar un Gobierno de coalición justo como forzó Pablo Iglesias. Pero tener poco más de 30 diputados es algo que complica los planes de un partido que se hunde por segundos. Actualmente Vox tiene 52 parlamentarios.
Los ánimos en Vox están caldeados. No solo porque las cifras que presentan en las encuestas auguran un batacazo importante. Sino porque Santiago Abascal sigue dentro de un frasco de formol del que no sale para no desgastarse, algo que lleva haciendo meses. Vox espera que Feijoo ceda. Y Abascal espera forzar una coalición al más puro estilo de Pablo Iglesias. El problema es que la tendencia que sigue el partido desde hace años es la misma y nadie le ha puesto solución. En las elecciones autonómicas y municipales ha quedado claro que el partido de Santiago Abascal se desinfla, pero las encuestas internas que manejan en el partido no son nada alentadoras. Algunas anuncian que hay riesgo incluso de caer por debajo de los 30 diputados.
En la segunda entrega de Sigma Dos para El Mundo, el PP se queda en torno a los 150 diputados, un resultado que le acerca peligrosamente hacia la mayoría absoluta y que incluso deja abierta la idea de que contando con un par de partidos regionalistas podrían llegar a la investidura dejando fuera a Santiago Abascal. La fuerza que tendría Vox manteniendo los 52 diputados sería suficiente para exigir un Gobierno de coalición sobretodo porque el voto se lo robarían a Alberto Núñez Feijoo. Pero cayendo por debajo de los 30 con un Feijoo con cerca de 150 parlamentarios el escenario es bien distinto. Esta encuesta deja a Vox con 31 diputados. Algo que también indican las internas.
Los planes de Abascal siguen intactos, pero sabe que puede haber movimiento interno si no consigue siquiera condicionar el Gobierno de Alberto Núñez Feijoo. La tendencia de Vox es clara desde hace meses y nadie consigue revertirla. El presidente del PP ha conseguido erigir una alternativa sólida que podría llevarle a la Moncloa pero que sobretodo arrebata buena cantidad de votos a Vox. Los veinte que pierde Abascal, según los sondeos, van directamente a un PP que coquetea con la mayoría absoluta. Pero desde Vox ya hablan de que habrá una noche de los cuchillos largos si el grupo se queda completamente fuera de la toma de decisiones, como le ha pasado en Andalucía o Madrid.
Caer por debajo de los 30 es el umbral con el que trabajan en Vox. Desde el partido confían en tener un resultado mejor que el que apuntan las encuestas, pero lo cierto es que no saben cómo afrontar el problema de Feijoo sin reventar los puentes que permitirían a Abascal exigir la vicepresidencia del Gobierno. Vox se queda sin ideas y tira de la misma iniciativa y estrategia de Rocío Monasterio en la Comunidad de Madrid. Las alertas y el pánico corren a sus anchas por Vox porque ya ni siquiera en la capital pueden tener algo que decir. Ahora son la muleta en muchos ayuntamientos y comunidades autónomas y Abascal espera que esos acuerdos le den un balón de oxígeno para intentar mejorar sus cifras, pero lo cierto es que ahora mismo el presidente de Vox está en una posición extremadamente delicada.