Los problemas entre los miembros de la Casa Real son una constante. De todos es sabido que la reina Letizia mantiene una relación excelente con su madre Paloma Rocasolano. Siempre ha sido su gran apoyo y uno de los motores de su vida, además de sus dos hijas Leonor y Sofía. A su padre, Jesús Ortiz, no parece estar tan unida, pero ambos mantienen una relación cordial, algo más distante, eso sí.
Durante la infancia de la princesa y la infanta, Letizia ha recurrido a su propia madre para el cuidado de las niñas, un gesto que ha resultado muy doloroso para la reina Sofía, que a pesar de vivir en Zarzuela, a solo unos pasos de la residencia de Felipe y Letizia, nunca ha sido incluida en la vida cotidiana de sus nietas.
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Letizia, además de su carrera como periodista, tenía un pasado republicano y estaba divorciada. Su madre tenía vínculos con el sindicato y su abuelo materno era taxista. Estas circunstancias se consideraban «un verdadero problema» para el rey emérito. Los amigos de Felipe solían burlarse de Letizia. «Antes de conocer a Letizia, sus amigos eran muy privilegiados. Eran chicos de la alta sociedad, provenientes de familias prominentes. Letizia tenía la costumbre de decir frecuentemente ‘jolines’ y personas cercanas a los amigos del príncipe revelaron que la apodaban ‘la jolines'», revela Carmen Enríquez.
Incluso Sofía y Juan Carlos insultaban a Letizia a sus espaldas. Entre los diversos apodos, la llamaban «la taxista» debido a su abuelo, Paco Rocasolano. El padre de Paloma era taxista de profesión y, al parecer, a los reyes eméritos no les parecía una profesión honorable. Cuando Letizia descubrió este apodo, la madre de la reina aseguró que se vengaría de ella en el momento adecuado, y ese momento llegó.