Una de las mejores sensaciones que hay es la de sentir la piel sana y tersa, como la de un bebé. Esto es relativamente fácil en épocas de temperaturas bajas, donde tenemos “control” sobre las temperaturas que hay en nuestro cuerpo.
Pasamos menos tiempo al aire libre, por lo que solemos estar en ambientes donde se regula la temperatura. Este contexto y buenos hábitos pueden ayudar a que la piel permanezca sana. Sin embargo, en verano, estación que está a la vuelta de la esquina, resulta más complicado que la tez permanezca en buenas condiciones.
2La exposición al sol es necesaria
Es verdad que la exposición al sol es necesaria para nutrir de vitamina D nuestro cuerpo. Tenerla presente es fundamental para una salud ósea óptima. No obstante, no debe ser superior a 10 o 15 minutos diario, preferiblemente sin protección solar. Esto cambia si el deseo es broncearse, ya que se necesitará más que ese tiempo. Si no se hace caso a los expertos y las personas se quedan debajo de los rayos del sol sin protegerse de ninguna manera se generan quemaduras cutáneas a corto plazo.