El deseo sexual es el impulso que nos motiva a relacionarnos y querer intimar con otras personas. Es una emoción compleja y puede variar mucho entre individuos. En el caso de los hombres, con el paso del tiempo y por un proceso natural de envejecimiento, disminuye la producción de testosterona, que es la hormona que regula el deseo sexual.
Sin embargo, la testosterona no es el único factor que influye en la libido y el vigor masculino. El estado emocional y el entorno también pueden causar una disminución del deseo. Problemas tan habituales como el estrés, la ansiedad o la depresión, pueden aniquilar de raíz cualquier atisbo de lujuria y dejar al hombre que los sufre sin esa chispa sexual que le hacía sentir tan vivo.
3UN 69% MENOS DE RIESGO DE MORTALIDAD
Los expertos investigadores tuvieron en cuenta una serie de factores en el estudio como la edad de los participantes, su estado civil, el nivel educativo, hábitos de vida (consumo de alcohol y tabaquismo), el estrés psicológico y enfermedades como la diabetes y la hipertensión.
Después de valorar estas variables, concluyeron que los hombres que mostraban un mayor interés por los encuentros sexuales, independientemente de su orientación, presentaran menos probabilidades de fallecimiento prematuro por cualquier causa. El riesgo de mortalidad se reducía ni más ni menos que en un 69%.