Una vez más, Pilar Llop ha lanzado más losas contra su propio tejado. La ministra de Justicia tiene una de las situaciones más complicadas del panorama político, pero no ha perdido el tiempo en bajar a Sevilla a darse un paseo vestida de flamenca mientras la Justicia implosiona por diversas huelgas que están a punto de estallar. La de letrados ya está encima de la mesa, pero ahora le viene la de jueces y fiscales. Sin embargo, Llop ha preferido tomarse un respiro y bajar a la tierra natal de su marido para pasearse vestida de flamenca por la Feria de Abril y evitar así la presión que supone sentarse en el Consejo de Ministros. «Justicia en huelga, ministra de juerga», dicen desde el propio ámbito judicial.
La ministra sabe que de cara a las elecciones le va a estallar una huelga con pocos precedentes de jueces y fiscales. Que los magistrados han aprovechado la coyuntura electoral para pedir más dinero y más salario no es algo que nieguen ni los propios profesionales, sin embargo, Llop no parece saber ni por dónde empezar para atajar el problema. Mientras solo dos asociaciones judiciales, entre las que está Juezas y Jueces para la Democracia (controlada por la ministra de Defensa, Margarita Robles, desde la sombra), se resisten a dar su apoyo a la inminente huelga que estallará el 16 de mayo, Pilar Llop está de vacaciones paseándose de flamenca pro la Feria de Abril.
La influencia de la tierra natal de su marido se deja notar incluso en el propio Ministerio de Justicia. De hecho, es tal el peso que tiene Andalucía y la Feria de Abril en Pilar Llop que incluso el jefe de gabinete de la ministra de Justicia acabó en el entorno profesional de Llop gracias al marido y los pinitos laborales de éste, llamado Rafael Pérez, en la propia Feria. Que Llop no renuncia a una buena fiesta en plena primavera veraniega es una realidad que ha enfadado, y mucho, tanto en el Gobierno como en los propios sectores judiciales que ven cómo la interlocutora natural entre el Ejecutivo y la Justicia es una ministra que está de fiesta.
Ahora mismo a Pilar Llop se la ve como un auténtico cadáver político. Pero nadie se esperaba que no guardara el decoro en un momento tan tenso. Desde el Gobierno están visiblemente enfadados tanto con la ministra como con los jueces. Con la primera porque entienden que Pilar Llop no ha sido capaz de mantener una interlocución válida entre los jueces, el Consejo General del Poder Judicial y Moncloa; y la segunda porque entienden que los magistrados y los fiscales han aprovechado la coyuntura electoral para pedir más dinero porque sabían que es un momento delicado tanto para la ministra como para el propio Gobierno de España.
Pilar Llop, sin embargo, parece que tiene «caderas anchas» para aguantar la presión que le viene tanto del Gobierno como desde los propios jueces. Sabe que María Jesús Montero, ministra de Hacienda, le ha cortado el grifo en cuestiones de subidas salariales. Ya lo hizo y lo demostró con los letrados cuando la propia ministra de Justicia, Pilar Llop, se comprometió abiertamente con ellos a subirles su remuneración; y lo hará de nuevo con los jueces y fiscales a no ser que haya un giro de 180 grados. Al fin y al cabo, desde el Gobierno entienden que no es el momento ni mucho menos de enemistarse con este colectivo profesional. Y más con el CGPJ como está.
En el Consejo desde luego sí que tienen claro que la ministra de Justicia no pasa por su mejor momento. Pero en el Gobierno dan por hecho que no ha dejado el Ejecutivo antes de las elecciones «de milagro».