El Día de la Madre es uno de los días más entrañables y especiales del año. Es lo que todos más queremos y por tanto lo normal es que quieras tener un detalle con ella y regalarle algo bonito, práctico o ambas cosas a la vez. Sin embargo, a veces por ignorancia, desconocimiento, falta de tacto, o suponemos casos extremos de mala fe, las madres tienen la desgracia de recibir el peor regalo posible, de eso que no vale el dicho ni siquiera de que «la intención es lo que cuenta» o «lo importante es el detalle». Veamos algunos ejemplos sonrrojantes, de casos reales por los que han tenido que pasar las siempre abnegadas y pacientes madres. Son regalos que ninguna madre quiere, aunque te vaya a poner buena cara.
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Da igual que al regalarlo matices que para que haga ejercicio y no para bajar de peso, porque tu madre deducirá que es para lo segundo y que la estás llamando gorda. La intención puede ser buena, por su salud y para que se cuide, o igual incluso la escuchaste decir que quería hacer ejercicio en casa y no tiene tiempo o le da pereza. Aún así, evita cualquier regalo en el Día de la Madre relacionado con su cuerpo y la ejercitación. Aunque incluso deseara comprarse un bici estática o unas pesas, no es el día adecuado.
