El pasado miércoles salió a la venta el libro de Ana Obregón, ‘El chico de las musarañas’, en el que la reconocida actriz y presentadora, narra una historia conmovedora y llena de emotividad. En sus páginas, Ana nos muestra su lado más personal y nos invita a reflexionar sobre la importancia de la vida y el valor de la esperanza.
En este libro, Ana Obregón nos cuenta la historia de su vida y su experiencia con el cáncer, una enfermedad que ha marcado su vida de manera significativa. Pero no solo nos habla de su propia lucha contra la enfermedad, sino también de la lucha que llevó a cabo junto a su hijo, Aless Lequio, quien falleció en 2020 a causa de esta enfermedad.
‘El chico de las musarañas’ es una obra que nos muestra la fuerza y el coraje de Ana Obregón y de su hijo Aless en su lucha contra el cáncer. A través de sus páginas, podemos conocer la historia de una madre y un hijo que no se rindieron ante la adversidad y que encontraron en el amor y la esperanza la fuerza necesaria para seguir adelante.
2De la oscuridad a la esperanza: El testimonio de Ana Obregón de su intento de suicidio
En el libro, Ana Obregón relata con detalle su intento de quitarse la vida en el balcón del apartamento que compartía con sus hermanas y Alessandro Lequio. Según ella misma cuenta, tenía todo planeado. «En realidad, lo planeé el día que fui madre. Si mi hijo moría antes que yo, no sufriría ni un segundo: me iría con él», escribe en el libro.
Pero Alessandro Lequio no era ajeno a las intenciones de Obregón, ya que según ella misma confiesa en el libro, «estaba preocupado porque una noche le confesé que si le pasaba algo a nuestro hijo no iba a sufrir ni un minuto, me iría con él». Fue él quien la salvó en el último momento, gritándole desde fuera de la habitación: «Ana, por Dios, abre la puerta. Tienes algo importante que hacer. ¿Recuerdas lo que nos pidió Aless, su última voluntad?». Esta frase resultó determinante para que Ana Obregón decidiera dar marcha atrás con su intento de suicidio y volver a conectarse con la vida. Ana Obregón deja claro que el suicidio no es jamás una opción, ni siquiera en las situaciones más duras que puedas vivir. «Es una cobardía», afirma. Y es que, aunque pueda parecer una salida rápida a un sufrimiento insoportable, el suicidio no hace más que dejar más dolor y sufrimiento a los seres queridos que se quedan atrás.