Todos los años, las personas físicas que viven en España están obligadas a realizar la declaración de la renta para justificar los ingresos recibidos durante el ejercicio del año anterior, siempre y cuando el total supere el mínimo establecido por Hacienda para cada ejercicio, o cuando el contribuyente perciba ciertos tipos de rentas específicos. Para comprobar que todos los datos y documentos que se han presentado son correctos, la Administración lleva a cabo una serie de controles basados en el cruce de datos de diferentes registros. También se pueden llevar a cabo comprobaciones directas de la información de las personas. Si se detecta alguna irregularidad, es posible que el contribuyente tenga que afrontar una sanción económica con Hacienda.
4OJO CON LOS PLAZOS
Si no se cumple con el plazo establecido para la presentación de la declaración de la Renta, el contribuyente tendrá que pagar un recargo que varía según las circunstancias y el tiempo de demora. Si el usuario hace la gestión fuera de plazo, pero antes que recibir un requerimiento de la Administración, en el caso de que salga a pagar, tendrá un recargo del 5% a partir de los 3 meses; un 10% si la demora es de 3 a 6 meses, un 15% de 6 a 12 meses y un 20%, más intereses si ha pasado más de un año. Si el resultado del IRPF sale a devolver, la multa de Hacienda por incumplir los plazos de 100 euros.