La situación política en España, de cara a las elecciones generales que se celebrarán en noviembre de este año, ha ocasionado que los partidos políticos vuelvan a tirar del tema Venezuela para atrapar votantes, no solo en el país suramericano, sino en España, donde entre señalamientos y acusaciones se disputan el liderazgo a ver quién es el más parecido o el más crítico con la dictadura venezolana.
Desde el Partido Popular han levantado la mano para hacerle saber al PSOE que deberían tener más cuidado con las «relaciones» con Nicolás Maduro y su régimen, no solo por el reconocimiento como un gobierno que comete crímenes de lesa humanidad y viola los derechos humanos de sus ciudadanos, sino porque saben muy bien que en España hay por lo menos 600 mil venezolanos de los más de 7.1 millones de los que han tenido que huir de su país, a consecuencia de la crisis económica, política y social ocasionada por el dictador venezolano.
Pero por el otro lado está el PSOE, simpatizante abierto de la dictadura, que ha comenzado con la realización de un acto en la Hermandad Gallega de Caracas en la cual instaban a los descendientes de españoles que están en ese país a tramitar la nacionalidad, gracias a la Ley de nietos que fue aprobada en noviembre del año pasado, así como la difusión de información sobre los cambios en la normativa electoral y la eliminación del voto rogado.
Para ello estuvo en Venezuela Pilar Cancela, secretaria de Estado del Ministerio de Asuntos Exteriores, quien promocionó el evento como un acto oficial del Gobierno de España, pero que al llegar al encuentro fue tajante al decir que era un acto del PSOE y de hecho, desde el despecho de Albares reconocieron que no tenían ni idea de que se celebraría ese acto «oficial» en el país suramericano el pasado 13 de marzo.
El idilio entre el régimen venezolano y el Gobierno español se reactivó el septiembre del año pasado, en el marco de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, tras un encuentro que sostuvo el ministro José Manuel Albares con su homólogo venezolano de ese momento, Carlos Faría. De ese encuentro salió una fotografía que dio mucho de qué hablar, pues ocurrió justamente el día en que se ratificaban los señalamientos contra el régimen de Venezuela por la violación de derechos humanos.
La novedad no es que los partidos políticos españoles tiren del tema Venezuela para hacer la campaña en estas elecciones, sino que mientras el PSOE actual intenta lavar la imagen del régimen de Nicolás Maduro, el líder de los populares, Alberto Núñez Feijoo y la presidenta del PP Madrid, Isabel Díaz Ayuso, no hacen más que lanzar mensajes advirtiendo a los españoles cuáles podrían ser las consecuencias de mantener a Pedro Sánchez y su gente en el poder y en lo que podría llegar a suceder en España si se extiende la duración de un gobierno socialista.
Faltando apenas ocho meses para las elecciones generales, la guerra de encuesta ha comenzado y en la más reciente consulta publicada por la empresa GAD3 aparece un sólido Partido Popular con alternativa de formar Gobierno si llega a alianzas con Vox, pues entre ambos podrían obtener más de 180 escaños, mientras que el PSOE pierde fuerza, con la posibilidad de conseguir 111 diputados, debido a la devaluación de Podemos, que a duras penas alcanzaría 20 escaños, después de haber logrado conseguir 35 en las elecciones de 2019, por lo que juntos no podrían forman un nuevo Gobierno de Coalición y necesitarían de partidos más pequeños para alcanzar una mayoría absoluta.
La legislatura de Pedro Sánchez ha estado marcada por uno que otro escándalo relacionado con el régimen de Nicolás Maduro, pero sin duda alguna el que más daño les hizo, en cuanto a imagen fue el intento de ingresar a España de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, quien trató de burlar las sanciones impuestas por la Unión Europea, en enero de 2020.
No conforme con esto, el exembajador de España en Venezuela en la era de José Luis Rodríguez Zapatero, Raúl Morodo, su esposa y su hijo están siendo investigados por la justicia española por la presunta comisión del delito de lavado de dinero proveniente de la estatal venezolana, Petróleos de Venezuela (PDVSA) y esto sin hablar de las investigaciones en las que aparecen Podemos y sus exlíderes también en la mira por presuntamente haber recibido fondos de manera irregular por parte del régimen venezolano.
Mientras el expediente de los vínculos del PSOE y Podemos con la dictadura de Venezuela se engorda, el PP aprovecha la oportunidad para refrescar el tema, con la intención de mover la fibra del electorado y hasta promueve la inclusión de la comunidad venezolana en España bajo la promesa de que aquí no se repetirá lo ocurrido en el país suramericano, a menos que el PSOE deje el poder y promoviendo la democracia, el respeto por las instituciones y la justicia como piedras angulares de sus discursos; temas que saben que son sensibles para los 600 mil venezolanos que hoy en día viven en el país, porque aunque no todos puedan ejercer el derecho al voto, saben que son historias vivas que pueden ayudar a difundir el mensaje en sus entornos.
La realidad es que tirar del tema de Venezuela no es una estrategia novedosa para los políticos españoles, pero en las jornadas electorales anteriores no había tal cantidad de venezolanos en el país y eso, a la larga, podría ser un factor de peso, al menos para los dos partidos más pesados de la contienda.