Miguel Tellado no pisa la Comunidad de Madrid apenas. Solo una vez a la semana de media se pasa por la capital. El resto del tiempo, este vicesecretario general de Organización del PP se lo pasa visitando toda la península para conseguir hacer partido en el resto de provincias españolas. El gran éxito de Tellado es el no haberse encerrado en el grupo de Whatsapp de los seis integrantes del clan gallego para llevar la formación conservadora, sino que ha salido de Génova para intentar estrechar los lazos con las delegaciones territoriales con más éxito del esperado. Tellado manda mucho porque convence al PP de base. En un contexto complejo para los populares, se ha convertido en el perfecto emisario de Alberto Núñez Feijoo.
Miguel Tellado también ha tenido cierta suerte dado que las viejas glorias de Pablo Casado han caído en desgracia con la venganza del exsecretario general del PP. No hay apenas nadie en el PP que esté ayudando a «hacer partido» y Tellado no solo se dedica a moverse por las provincias españolas, sino a tener encuentros puntuales con importantes exmiembros del Partido Popular que pueden ayudar a dar una nueva perspectiva. Tellado es el único que se ha salido de ese grupo de Whatsapp que ha centralizado las decisiones y es el único que no tiene miedo a relacionarse con el resto del PP. Todo esto y su capacidad para convencer a los demás dirigentes del partido le ha convertido en una pieza fundamental de Feijoo.
Miguel Tellado es ahora mismo el principal activo de Alberto Núñez Feijoo porque el resto de su equipo, incluido su responsable de prensa, no tiene la capacidad de relacionarse con buena parte de los medios de comunicación. En cambio, Tellado ha sido capaz de conseguir unificar a los casadistas, los aznaristas, a los liberales que siguen a Cayetana Álvarez de Toledo y evidentemente a los propios seguidores de Feijoo (que son exactamente los mismos que los que pusieron donde está a Mariano Rajoy). La habilidad de Tellado es probablamente la más comentada entre los populares dado que cuesta encontrar a alguien en Génova que hable mal de su gestión. Es de facto el verdadero secretario general del PP mientras Cuca Gamarra es utilizada exclusivamente para pasearse por los actos a los que el expresidente de la Xunta no quiere ir.
CUCA GAMARRA, LA DEFENESTRADA
El Partido Popular no olvida los Whatsapp a Pablo Casado en plena guerra contra la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Todos los que animaron a Casado para después darle la puñalada por la espalda ahora forman parte de la ejecutiva del partido. El problema es que hay algunos que ostentan cargos muy relevantes como Cuca Gamarra, secretaria general del PP, que han perdido aún más la confianza de los que ahora gestionan el partido. Si antes ya tenían una agenda separada y Alberto Núñez Feijoo utilizaba a Cuca Gamarra como «embajadora» para que fuera a los actos a los que no quería ir, ahora directamente vuela por libre y la comunicación entre los dos está prácticamente rota.
Cuca Gamarra gustaba en el Congreso de los Diputados porque daba oportunidades a otras voces para que se lucieran; algo que nunca hizo la obsesa del protagonismo Cayetana Álvarez de Toledo. La secretaria general del PP no goza de la confianza del «clan gallego» que ahora tiene el control absoluto de la formación. Al principio la utilizaron para dar otra imagen en el partido y para que visitara en representación del grupo a todos los eventos políticos a los que Feijoo no quería ir. No es que el presidente del PP tuviera ganas de que Cuca Gamarra fuera su «embajadora», pero sí que le venía bien la idea de tener a alguien «original» del partido que no fuera gallego que diera una imagen algo más abierta del partido. Si por Feijoo hubiera sido, todos los integrantes de la ejecutiva serían gallegos sin excepción.