La sede diplomática de Rusia en Madrid amaneció este viernes con un importante despliegue de seguridad. Este refuerzo se produce solo unas horas después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciara el envío de 10 carros de combate Leopard para dotar a las Fuerzas Armadas de Ucrania. En torno a un pelotón de guardias civiles pertenecientes al Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) desplegaban en torno a la Embajada, reforzando la seguridad habitual en la legación diplomática. Su presencia era llamativa, dada la uniformidad táctica negra y armas largas que tienen en dotación.
Esta seguridad ya estaba reforzada, como ocurre con todas las embajadas de países en conflicto o que se consideran con riesgo. En el caso de la Embajada de Rusia, situada en la parte final de la calle Velázquez, de Madrid, tanto Guardia Civil como Policía Nacional ya habían aumentado sus dispositivos de seguridad en el perímetro.
TERRITORIO EXTRANJERO
Las embajadas son técnicamente territorio de soberanía del país que representan. Su seguridad interior suele estar a cargo de sus propios cuerpos de seguridad nacionales. Los Carabineri en el caso de Italia, Marines en el de EEUU, por ejemplo, del mismo modo que Policía Nacional o Guardia Civil lo hacen en las legaciones de España en todo el mundo.
En el caso de Madrid, hay varias embajadas que cuentan con una seguridad adicional, con un curioso reparto de competencias entre los dos cuerpos de seguridad del Estado. La custodia de los accesos está a cargo de la Guardia Civil, mientras que las medidas adicionales se encargan a la Policía Nacional. La Policía suele encargar esta función a la Unidad Central, hermana de la Unidades de Intervención Policial (UIP), los populares “antidisturbios”. Ocasionalmente se encarga de este trabajo a la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), equipos de élite de los asignados a la seguridad ciudadana dotados de medios policiales más contundentes, como armas largas.
Desde que comenzó la guerra con Ucrania, justo estos días hace un año, la Embajada de Rusia tiene reforzado el equipo de Guardia Civil que custodia sus accesos. Además, elementos de la UIP vigilan la concentración permanente de ciudadanos ucranianos que protestan contra el Gobierno de Vladimir Putin frente a la legación diplomática. En función de los acontecimientos y de la intensidad de las protestas y número de manifestantes, este despliegue de la Policía Nacional se incrementa.
EL NUEVO COMPROMISO DE SÁNCHEZ
Este jueves el presidente Pedro Sánchez viajó por sorpresa a Kiev, donde se entrevistó con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. En su visita, Sánchez redobló el compromiso de España con la suerte de pueblo ucraniano. Un compromiso que Pedro Sánchez materializa con el envío de 10 carros de combate Leopard para reforzar al ejército de Ucrania.
Se trata de vehículos de los que estaban almacenados en condicIones de hibernación en una base logística del Ejército en Zaragoza, del modelo Leopard 2A4. El Ejército español tiene en servicio en sus unidades acorazadas el carro Leopard 2A6 (Leopardo en la nomenclatura de Tierra), una versión del última generación. Esos A4 fueron una solución de emergencia y de segunda mano, procedentes de Alemania, para solucionar las carencias del arma acorazada mientras se hacía la transición del veterano carro francés AMX30 al moderno Leopard 2 en su versión A6.
El hecho del aniversario de la guerra y el movimiento diplomático han motivado que el Ministerio del Interior refuerce la seguridad de la Embajada de Rusia con ese pelotón de GRS de la Guardia Civil, al considerar que se incrementaba el riesgo.
Es algo habitual, según fuentes policiales, que se hace en caso de situaciones especiales. Durante la guerra de Siria, por ejemplo, su embajada, situada junto al Paseo del Prado, está teniendo vigilancia especial de la Policía. Legaciones más pequeñas, como la de Jordania, tienen puntualmente refuerzos de seguridad a cargo de los GRS, especializados en acciones antiterroristas, con larga experiencia en el País Vasco y en legaciones españolas en zonas de conflicto. Con uniforme táctico de color negro, comunicaciones por auriculares también tácticos, chalecos antibala y armas largas, su presencia no pasa inadvertida junto a estas embajadas.
Los GRS pasan por ser los “antidisturbios” de la Guardia Civil, equiparables a la UIP, del mismo modo que la Unidad Especial de Intervención (UEI) es la versión “verde” del GEO de la Policía Nacional.
Se da la circunstancia de que la Embajada de Rusia está a pocos metros de la legación de Israel, con una seguridad también reforzada de manera casi permanente, ya que es considerada de riesgo por su significación política y la existencia de grupos terroristas de corte radical islamista.
La Embajada de Rusia es un sólido edificio de mármol blanco edificado en la parte final de la calle Velázquez de Madrid. Está junto al Viso, el recoleto barrio residencial de lujo del centro de la capital. Inaugurado a finales de los años 80, se levantó bajo la bandera de la extinta Unión Soviética, roja con la hoz y el martillo. Una ceremonia discreta, el 1 de enero de 1991, presidida por el entonces embajador soviético, Ígor Serguéievich Ivanov, arrió la bandera comunista e izó la nueva de la entonces Federación Rusa (hoy Rusia), azul, blanco y roja, de inspiración zarista. Ivanov llegó a ministro de Asuntos Exteriores en el Gobierno de Vladimir Putin.