El helado no es solo para el verano, aunque su consumo se incremente durante los meses de calor. Sin embargo, desde un punto de vista científico, lo estamos haciendo al revés, ya que lo ideal sería tomar el helado en invierno y evitarlo en verano. ¿Cómo es esto posible si el helado nos refresca y ayuda a reducir la temperatura? Eso es cierto, pero en realidad es una sensación que dura muy brevemente, porque al tomar un helado, la cantidad de líquido frío que proporcionamos al cuerpo es muy poca, así que el alivio es temporal. Transcurridos unos minutos, el organismo vuelve a recuperar la temperatura anterior y activar los mecanismos de regulación, como por ejemplo el sudor.
2ENERGÍA EXTRA PARA EL INVIERNO
Ya sabemos por qué los helados no son tan buenos aliados durante el verano como pensábamos. Ahora veamos porque sí lo son durante el invierno. El primer punto es, justamente, su valor calórico. Los helados de crema contienen grasas y azúcares que pueden dar un empujón de energía al cuerpo en esos días fríos en los que el organismo necesita más combustible para funcionar. Sin embargo, tendemos a rechazar los alimentos fríos y tener preferencia por los platos calientes, que resultan mucho más reconfortantes en otoño y en invierno.