¿Cada cuánto lavas la toalla que usas en el baño para secarte la cara, las manos y el cuerpo? Aunque no lo parezca, este esponjoso pedazo de tela que nos envuelve agradablemente cuando salimos de la ducha, es un verdadero caldo de cultivo para gérmenes y hongos. En ellas se acumulan con mucha facilidad células de piel muerta, secreciones corporales de todo tipo, ácaros y demás agentes patógenos. Sí, aunque nos acabemos de lavar con jabón cada vez que la usamos. Y es que la toalla reúne las condiciones perfectas que les gustan a los microbios: humedad, temperatura cálida, pH neutro y oxígeno.
4RIESGO DE INFECCIONES
No existen datos científicos que indiquen la exactitud con la que se deben cambiar las toallas, pero sí que existen evidencias de que hay riesgo de contraer infecciones si no se mantiene una higiene adecuada. Los problemas de salud pueden ir desde enfermedades cutáneas hasta otras dolencias provocadas por bacterias como la Staphylococcus aureus o la Escherichia coli. El primer punto para minimizar el riesgo es no compartir toalla, al igual que se desaconseja compartir otros artículos de higiene personal como el cepillo de diente. Cada miembro de la familia debería tener su propia toalla.