La Guardia Civil apuesta por las bicicletas ante la «dejadez» de Marlaska

Los agentes de la Guardia Civil parece que mantendrán su lucha contra el Ministerio de Interior, de Fernando Grande-Marlaska, en este nuevo 2023. Especialmente, en el tema de los vehículos y la forma de transporte de la Benemérita a nivel nacional. Parque móvil de la Guardia Civil que el ministro busca convertir en un ineficaz parque eléctrico, mientras los agentes, desesperados, parecen empezar a considerar las bicicletas como un medio de transporte «saludable».

La Guardia Civil ha entrado en 2023 manteniendo algunas de sus principales quejas de 2022. Especialmente, en el terreno de sus capacidades de movimiento, debido a las evidentes deficiencias del parque móvil de la Benemérita. Deficiencias que vienen marcadas, no sólo por la falta de vehículos, sino también a la antigüedad de muchos de ellos, que cuentan ya con más de quince años al servicio de la Guardia Civil.

Una situación que parece haber llevado a la Benemérita a plantearse la posibilidad de empezar a ver las bicicletas como un método alternativo de transporte. Especialmente, en las grandes ciudades. Algo que se puede desprender de una de las últimas publicaciones de la Guardia Civil en sus redes sociales, donde no han dudado en recomendar a los ciudadanos españoles el uso de las dos ruedas para mejorar su salud. «La bici no contamina, es saludable, económica, rápida… ¿necesitas más motivos para empezar a usarla?» destacan desde la Benemérita.

Palabras con las que parece que los agentes de la Guardia Civil parecen haber asumido que no conseguirán que María Gámez, desde el ministerio de Interior, les otorgue nuevos vehículos para su día a día en su puesto de trabajo.

MOTOS ELÉCTRICAS PARA LA GUARDIA CIVIL

El pasado día 15 de diciembre la Dirección General de la Guardia Civil emitía una nota anunciando que había recibido 157 motocicletas eléctricas que se incorporan a la flota del Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA). “Esta cantidad supone un aumento del 16% de la flota de estos vehículos y es la adquisición más numerosa que se ha hecho a un cuerpo policial en España”, comentaba la el escrito oficial.

Estas motocicletas han sido adquiridas a través del Plan de recuperación, transformación y resiliencia con un coste de 2.189.000€, lo que supone un coste unitario de 13.942€, de no incluirse en el precio los stocks de repuestos y/o sistemas y herramientas para su mantenimiento.

Siempre, según la Dirección General de la Guardia Civil, esta nueva dotación material, el SEPRONA se distribuirán por todo el territorio nacional entre las diferentes patrullas de esta especialidad, una de las más mediáticas y aceptadas a nivel popular en España.

“Se trata de una motocicleta eléctrica marca ZERO, modelo FX ZF 7.2, con una autonomía de hasta cuatro horas. Además, incluyen un kit policial con parrilla trasera y bolsa de transporte, pilotos y sirena policial, protectores de puño y defensa de protección de bajos y laterales. Es una motocicleta que destaca por su agilidad, su economía de utilización y la ecología de su funcionamiento. Especialmente silenciosa, es idónea para la mayoría de servicios del entorno rural”, afirma la nota oficial, acerca de este modelo de dicha empresa con sede en Santa Cruz (California-Estados Unidos)

Ante dicha afirmación, la referida asociación de Justicia para la Guardia Civil (JUCIL), afirma en su twitter: “¿cómo pretenden que los agentes del SEPRONA realicen sus cometidos con este tipo de moto eléctrica? con las enormes demarcaciones y distancias que recorren.

VEHÍCULOS DE MÁS DE QUINCE AÑOS

Sin embargo, no son sólo las motocicletas el gran pesar de la Guardia Civil con respecto a la movilidad de los agentes. Y es que, además del nuevo parque móvil de la Benemérita de carácter eléctrico, que apenas puede cubrir las necesidades de los agentes en su día a día, lo cierto es que los coches que realmente sí pueden hacer ese servicio, tienen más de quince años de antigüedad al servicio de la fuerza armada española.

Una situación que siguen criticando los agentes de la Guardia Civil contra el ministerio de Interior de Fernando Grande-Marlaska. Unas quejas que apenas son escuchadas, y que dejan a los agentes sin capacidad móvil para responder por su trabajo en las calles. Unas calles cada vez más llenas de bicicletas, incluso de la Benemérita, mientras que los agentes lamentan que el ministro parece estar más ocupado por otros asuntos ministeriales de cara a las elecciones generales de 2023.