Aunque las autoridades no dejan de insistir en que esta Navidad no será como la del año pasado, puesto que nos podremos reunirnos con toda la familia, ni viajar, ni abrazar… si hay algo que no nos han «modificado» es el menú para la cena de Nochebuena. Lejos del resto de restricciones, parece que los españoles no estamos dispuestos a quedarnos sin una de las cenas más especiales del año, en la que echamos el resto y nos olvidamos, aunque sea de forma efímera, de la dureza de estos meses y todas las carencias con las que hemos vivido. Y si hay un plato que año tras año sigue siendo la estrella de nuestra gastronomía es el cordero, que rivaliza con el marisco en ser el rey de la mesa.
4Salsa de yemas
Cogemos la salsa que ha salido del cordero asado y le retiramos un poco la grasa de la superficie. La añadimos en un cazo y lo calentamos al baño maría con agua muy caliente. A continuación, batimos las yemas, el zumo de limón y el perejil picado. La salsa se termina cuando se vaya a servir, no antes. En ese momento, cogemos la salsa de la grasa del cordero y la unimos a la mezcla de las yemas y le ponemos un poco de mantequilla sin dejar de remover para que se integre todo muy bien sin que las yemas se cuajen. Sabremos que la salsa está lista cuando tenga un aspecto brillante y su textura sea fina. Ponla en una salsera, pero sírvela de inmediato junto con el cordero porque lo ideal es que se consuma en ese estado fino, y sin que espese.