Una vez llega el frío, no hay nada mejor que disfrutar de una sopa caliente para entrar en calor. Y más en momentos como el actual, cuando las temperaturas descienden con una brusquedad tremenda. Pero existen muchos tipos de sopas distintos entre los que poder elegir. Tantos, que en ocasiones pueden confundirse unos con otros. Así sucede con la sopa de ajo, un manjar baratísimo y sencillo de cocinar que, muchas veces, se confunde con la clásica sopa castellana.
De hecho, hay gente que se piensa que la sopa de ajo y la sopa castellana son lo mismo con diferente nombre. Pues bien, por mucho que ambas opciones se parezcan bastante, no son exactamente lo mismo. La sopa de ajo, de hecho, a veces puede ser más rica incluso que la otra, e igualmente más fácil de preparar. ¿Quieres saber cómo se hace? Pues no pierdas detalle, porque seguro que se convierte en una de tus cenas favoritas.
3Añadir los ingredientes a la sopa de ajo
Una vez el ajo empieza a oler y lucir sabroso, se le añade el jamón, ya sea en taquitos o en trozos pequeños. Por eso comentamos que hay que echarle poco aceite a la cazuela, ya que el jamón acostumbra a sacar un poco de grasilla por él mismo. Se mueve un poco el ajo y el jamón, para que lo sabores se mezclen, sin necesidad de aguardar más de un minuto o dos. La cosa ya empezará también a soltar un aroma apetecible.
Llega el momento echarle el pimentón, con cuidado, ya que este ingrediente, si bien aporta mucha sustancia a la mayoría de guisos, se quema con facilidad. Así que hay que ponerlo lo último, antes de añadir todo lo que le resta a la receta. Que todo sea dicho de paso, no es mucho. Es muy sencilla de hacer.